lunes, junio 04, 2007

l@S JOVENCIT@S preguntan.

  • “Sabía que no debía haber tanta confianza entre nosotros, pero no hice nada para impedirlo. No podía creerme que un hombre mostrara interés en mí.”—Natalia.*

  • “Como iba a patinar solo, enseguida empecé a juntarme con los ‘amigos’ de la pista. En poco tiempo llevaba una vida inmoral.”—Daniel.


TANTO Natalia como Daniel tuvieron un buen comienzo espiritual en la vida. Natalia se crió en el seno de una familia temerosa de Dios y empezó a predicar a los nueve años de edad. Daniel se hizo evangelizador de tiempo completo cuando era adolescente. Aun así, ambos tuvieron graves tropiezos en su carrera espiritual. ¿Por qué? Porque se relacionaron con las personas equivocadas.

¿Te ha atraído alguna vez alguien que en el fondo sabías que era una mala influencia para ti? Tal vez se trataba de un compañero de clase con las mismas aficiones, o incluso alguien del sexo opuesto que te agradaba físicamente.

Casi con toda seguridad habrás recordado el consejo bíblico: “Las malas compañías echan a perder los hábitos útiles” (1 Corintios 15:33). Ahora bien, ¿son malas compañías todos los que no adoran a Jehová? ¿No es posible encontrar alguien con buenas cualidades, algunas incluso admirables? ¿Y qué hay si se trata de alguien que adora a Jehová, pero no es un buen ejemplo en sentido espiritual? Antes de responder a estas preguntas, analicemos por qué te atraen esas personas.

¿Cuáles son las causas?
Dado que todos los seres humanos hemos sido creados a la imagen de Dios, es de esperar que algunos que no conocen a Jehová manifiesten buenas cualidades. Por tanto, es posible encontrar que algunas personas son agradables y tienen valores morales aunque no adoren al Dios verdadero. ¿Deberías rechazarlas sencillamente porque ignoran las verdades bíblicas? De ningún modo. El consejo bíblico de que “obremos lo que es bueno para con todos” incluye a quienes no comparten nuestra fe cristiana (Gálatas 6:10). Así pues, ser selectivo a la hora de elegir a tus mejores amigos no implica que debas actuar como si fueras superior a los demás (Proverbios 8:13; Gálatas 6:3). Tal comportamiento daría un mal testimonio de tus creencias.

Sin embargo, algunos jóvenes cristianos han ido más allá de la simple amabilidad y han establecido vínculos estrechos con personas que tienen poco o ningún interés por las cosas espirituales. Daniel, mencionado antes, se había convertido en un magnífico patinador, pero la gente con la que se juntaba en la pista de patinaje no tenía valores cristianos. Andando el tiempo, comenzó a participar en conducta inmoral y consumir drogas con sus nuevos “amigos”. Dándose cuenta de que su estilo de vida ya no era compatible con el cristianismo, Daniel abandonó su ministerio y dejó de asistir a las reuniones de congregación. Le tomó varios años reunir fuerzas para hacer los cambios necesarios y volver a la adoración verdadera.

Melanie comenzó a tratar más a una muchacha cristiana que no estaba bien en sentido espiritual. “Me dijeron que esa chica necesitaba estímulo, así que empecé a pasar más tiempo con ella”, explicó. Es cierto que la Biblia anima a los cristianos a que “den su apoyo a los débiles” (1 Tesalonicenses 5:14). Pero Melanie iba con su nueva amiga a diversos pubs, donde otras nuevas amistades la hicieron caer en conducta censurable.

La situación familiar
Tus circunstancias familiares tienen mucho que ver con la clase de personas que te atraen. Marisa se preguntaba por qué siempre le interesaban los chicos distantes e indiferentes. Al final, llegó a la conclusión de que le recordaban a su padre, de quien nunca se sintió cerca y que nunca parecía tener tiempo para ella. Marisa cree que se había acostumbrado tanto a tratar de ganarse la aprobación y la atención de un hombre poco abordable, que inconscientemente se sentía atraída hacia ese tipo de relaciones.

Otro caso es el del joven cristiano que siente curiosidad por ver cómo viven los demás, pues piensa que sus padres lo han sobreprotegido. Sea esto cierto o no, ¿crees que tener “amigos del mundo” es la forma de contrarrestar ese supuesto exceso de protección? (Santiago 4:4.) Mira lo que le ocurrió a Gonzalo.

Aunque su madre le enseñó las Escrituras desde pequeño, Gonzalo no dedicó su vida a Jehová, pues creía que eso limitaría su libertad. Quería descubrir por sí mismo cómo era la vida fuera del cristianismo verdadero, así que empezó a relacionarse con una banda que lo introdujo en el mundo de las drogas, la violencia y la delincuencia. Mientras huía a gran velocidad de la policía, sufrió un accidente que lo tuvo en coma durante meses. Los médicos estaban casi seguros de que no sobreviviría. Aunque se recuperó, quedó ciego e incapacitado. La experiencia que vivió Gonzalo —ahora un cristiano dedicado— le enseñó una dura lección: las consecuencias de aprender por las malas pueden durar toda una vida.

Otras influencias
En ocasiones, el mundo del entretenimiento influye en la noción de amistad ideal que tienen los jóvenes. No es raro que los héroes de libros, programas de televisión, películas y videos musicales parezcan insensibles o cínicos al principio, pero luego resulten tener un alma más compasiva. La idea que transmiten es que las personas indiferentes y egocéntricas son, en el fondo, sensibles y afectuosas. Es más: lo único que necesitan es un buen amigo —con frecuencia del sexo opuesto— para hacer que esas buenas cualidades salgan a flote. Claro, la historia se vende bien. Pero ¿cuán a menudo piensas que se cumple en la vida real ese ideal romántico? Por desgracia, algunos jóvenes se han creído esas fantasías malsanas y han trabado amistad —o incluso se han casado— con una persona egoísta y violenta, y luego han esperado en vano su “transformación” en alguien sensible.


El mundo del entretenimiento puede influir en nuestra noción del amigo ideal

Todavía hay otra razón por la que algunos eligen malas compañías: su baja autoestima hace que se conformen casi con cualquiera que parezca interesado en ellos. Natalia, citada al principio del artículo, sabía lo que dice la Biblia sobre casarse “solo en el Señor” (1 Corintios 7:39). Con todo, como siempre se había considerado poco atractiva, se sintió halagada cuando un compañero de trabajo que no compartía su fe mostró interés romántico por ella. Comenzó a salir con él y estuvo a punto de cometer un acto inmoral.

Estas experiencias revelan que hay numerosas razones por las que un joven cristiano puede sentirse atraído por personas que son una mala influencia, y siempre encontrará alguna forma de justificar tales relaciones estrechas. Aun así, este tipo de amistades tienen consecuencias penosas, y puede que incluso desastrosas. ¿Por qué decimos esto?

La influencia de los amigos
Lo cierto es que uno se vuelve igual que sus amigos. Las personas con las que pasamos tiempo son quienes más influyen en nosotros. Proverbios 13:20 muestra que esa influencia puede ser para bien o para mal: “El que está andando con personas sabias se hará sabio, pero al que está teniendo tratos con los estúpidos le irá mal”. Como dos personas que viajan en el mismo automóvil, los amigos íntimos van por fuerza en la misma dirección y tienen el mismo destino. Así que, pregúntate: “¿Me lleva el camino de mi amigo a donde yo quiero ir? ¿Me ayudará a alcanzar mis metas y aspiraciones espirituales?”.

Es cierto que hacer una evaluación objetiva es difícil cuando los sentimientos están envueltos. Ahora bien, ¿son los sentimientos una guía totalmente confiable para escoger amigos? De seguro habrás oído la repetidísima recomendación de “Haz lo que te dicta el corazón”. Sin embargo, Proverbios 28:26 declara: “El que confía en su propio corazón es estúpido”. ¿Por qué? Porque “el corazón es más traicionero que cualquier otra cosa, y es desesperado” (Jeremías 17:9; Números 15:39). Ser traicionero significa ser desleal y falso, es decir, tener dos caras. ¿Confiarías en alguien conocido por ser un mentiroso y un traidor? Nuestro corazón puede ser así. De modo que una relación no tiene que ser buena solo porque a ti te lo parezca.