sábado, marzo 15, 2008

=>La Oración y la Práctica<=

"Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mi y yo en el, este lleva mucho fruto; porque separados de mi nada podéis hacer" Juan 15:5


Maravillosas oportunidades se abren delante de cada uno de nosotros a fin de que podamos comprender las riquezas insondables de la sabiduría de Dios. En esta obra, que nada menos que el poder divino puede realizar, nada puede perfeccionarse sin la cooperación del instrumento humano. Entonces lo divino y lo humano se combinan, como en la vida del Hij@ de Dios... Ningún estimulo se ofrece al rebelde o al presuntuoso. La jactancia vanagloriosa ofende a Dios, pero la confianza que es fruto de un corazón contristo, sera bendecido por EL.

El cristiano sincero, al aceptar la gracia, siente que su éxito depende enteramente de Cristo. Aquí esta la fuente de energía divina. No se esfuerza por presentar méritos propios; no tiene fidelidad para presentarse ante el Cielo. Siente su propia debilidad e ineficiencia, y esta convencido de que su carácter debe ser transformado. La humillación y la abnegación revelan que el alma ha contemplado a Cristo. El corazón que fue llevado al arrepentimiento por el Espíritu de Cristo actuara sobre la base de principios. Es participante de la naturaleza divina... En su vida diaria y conversión representara el carácter de Cristo...

De que nos servirá cultivar la altivez de espíritu y orar al mismo tiempo por humildad? Cual seria el beneficio de buscar ansiosamente la amistad y el aplauso del mundo, y orar al mismo tiempo por los afectos celestiales? Cual seria el beneficio de tolerar un temperamente apasionado y pronunciar palabras no cristianas, y orar al mismo tiempo por la mansedumbre de Cristo? Esto no es velar en oración. En la carencia de la fe que obra por el amor y purifica el alma yace el secreto de la oración no contestada.

Algunos que profesamos ser cristianos necesitamos una conversión genuina. Deseamos ser aceptados por Dios y oramos ocasionalmente pidiendo ser lo. Sin embargo, por nuestros deseos de ganancias, por satisfacer su mundanalidad y egoísmo, por robar a Dios, nos alejamos de EL.

La experiencia incierta de muchos profesos cristianos ­que pecan y se arrepienten y continúan en esa condición espiritual empequeñecida­ es el resultado de la mundanalidad y la impiedad en la vida. Se provee la gracia salvadora de Cristo para la vida eterna. Cristo no vino a salvar a los hombres en sus pecados, sino de sus pecados. Los principios de la verdad, albergados en el corazón, santificaran la vida.

Vivan de acuerdo la palabra del SEÑOR, vivan en santidad, orando y respetando cada tiempo, para ser salvados, dedícale un espacio a él, olvidando el ayer, vivan el hoy según su palabra el camino hacia adelante, sin ignorar la importancia de continuar siguiendo la palabra. El cristiano sincero, al aceptar la gracia, siente que su éxito depende enteramente de Cristo.