sábado, octubre 06, 2007

¡¡¡EL ENOJO!!!

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La Biblia habla sobre el Enojo
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Proverbios 14:16 El sabio teme y se aparta del mal, pero el necio es entremetido y confiado. 17 El que es irascible hará locuras, y el hombre malicioso será aborrecido. 29 El que tarda en airarse tiene mucho entendimiento, pero el de espíritu apresurado hace resaltar la insensatez.

Santiago 1:19 Sabed, mis amados hermanos: Todo hombre sea pronto para oír, lento para hablar y lento para la ira; 20 porque la ira del hombre no lleva a cabo la justicia de Dios

Proverbios 10:12 El odio despierta contiendas, pero el amor cubre todas las faltas.

Proverbios 17:9 El que cubre la transgresión busca amistad, pero el que divulga el asunto aparta al amigo.

Proverbios 19:11 El discernimiento del hombre detiene su furor, y su honra es pasar por alto la ofensa.

1 Pedro 4:8 Sobre todo, tened entre vosotros un ferviente amor, porque el amor cubre una multitud de pecados.

Proverbios 15:1 La suave respuesta quita la ira, pero la palabra áspera aumenta el furor. 18 El hombre iracundo suscita contiendas, pero el que tarda en airarse calma la riña.

Proverbios 22:24 No hagas amistad con el iracundo, ni tengas tratos con el violento, 25 no sea que aprendas sus maneras y pongas una trampa para tu propia vida

Proverbios 25:28 Como una ciudad cuya muralla ha sido derribada, es el hombre cuyo espíritu no tiene freno.

Proverbios 29:22 El hombre iracundo suscita contiendas, y el furioso comete muchas transgresiones.

Proverbios 30:33 Ciertamente el que bate la leche sacará mantequilla; el que con fuerza se suena la nariz sacará sangre, y el que provoca la ira causará contienda.

Gálatas 5:22 Pero el fruto del Espíritu es: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, 23 mansedumbre y dominio propio. Contra tales cosas no hay ley, 24 porque los que son de Cristo Jesús han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. 25 Ahora que vivimos en el Espíritu, andemos en el Espíritu. 26 No seamos vanidosos, irritándonos unos a otros y envidiándonos unos a otros.

Mateo 5:9 "Bienaventurados los que hacen la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios.

Romanos 12:18 Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, tened paz con todos los hombres.




EL ORIGEN DE LA CONDUCTA AGRESIVA
por Mª José González



ORIGEN Y PRINCIPIOS DE LA CONDUCTA AGRESIVA

No se puede hablar propiamente de "conducta agresiva" como si se tratase de una única forma de conducta, sino de distintas formas de agresión. La agresividad puede expresarse de muy diversas maneras y no son rasgos estables y constantes de comportamiento, por lo que debemos tener en cuenta la situación estímulo que la provoca.

Frecuentemente, la violencia es una forma de comunicación social, en cuanto a que tiene una probabilidad muy alta de amplificar la comunicación, pudiendo servirle al violento, entre otras cosas, para la afirmación y defensa de la propia identidad.

¿Existen las personalidades agresivas?. Si tenemos en cuenta las definiciones propuestas por el DSM-IV y el CIE 10, las conductas agresivas son un tipo de trastorno del comportamiento y/o de la personalidad, que trasciende al propio sujeto. Parece haber una gran estabilidad o consistencia longitudinal en la tendencia a mostrarse altamente agresivo con independencia del lugar y del momento.

Aunque la agresividad puede tomar diversas formas de expresión, siempre tendrá como característica más sobresaliente el deseo de herir. El agresor sabe que a su víctima no le gusta lo que está haciendo y, por tanto, no tiene que esperar a que el grupo evalúe su comportamiento como una violación de las normas sociales, sino que la víctima ya le está proporcionando información directa sobre las consecuencias negativas de su acción, lo cual hace que, con frecuencia, se refuercen y se mantengan esas mismas conductas. Es lo que se conoce como "Agresividad hostil o emocional”, y habrá que distinguirla de otro tipo de conducta agresiva que no tiene la finalidad de herir, la llamada "Agresividad instrumental", que es "la que sirve de instrumento para...". Es por ello, que hay que distinguir los agresores con orientación instrumental, que suelen ser aquellos que quieren demostrar ante el grupo su superioridad y dominio, de los agresores hostiles o emocionalmente reactivos, aquellos que usan la violencia porque se sienten fácilmente provocados o porque procesan de forma errónea la información que reciben y, además, no cuentan con respuestas alternativas en su repertorio. No son frecuentes los comportamientos agresivos mixtos, es decir, los que reúnen ambas condiciones.

Existen diversas teorías acerca de la agresividad, cada una de las cuales contribuye a explicar una dimensión del fenómeno. En 1983, Mackal efectuó una clasificación según el elemento que considera determinante para su formulación y las englobó en 6 epígrafes:

Teoría Clásica del Dolor: el dolor está clásicamente condicionado y es siempre suficiente en sí mismo para activar la agresión en los sujetos (Hull, 1943; Pavlov, 1963). El ser humano procura sufrir el mínimo dolor y, por ello, agrede cuando se siente amenazado, anticipándose así a cualquier posibilidad de dolor. Si en la lucha no se obtiene éxito puede sufrir un contraataque y, en este caso, los dos experimentarán dolor, con lo cual la lucha será cada vez más violenta. Hay, por tanto, una relación directa entre la intensidad del estímulo y la de la respuesta.

Teoría de la Frustración (Dollard, Miller y col., 1938): cualquier agresión puede ser atribuida en última instancia a una frustración previa. El estado de frustración producido por la no consecución de una meta, provoca la aparición de un proceso de cólera que, cuando alcanza un grado determinado, puede producir la agresión directa o la verbal. La selección del blanco se hace en función de aquel que es percibido como la fuente de displacer, pero si no es alcanzable aparecerá el desplazamiento.

Teorías Sociológicas de la Agresión (Durkheim, 1938): la causa determinante de la violencia y de cualquier otro hecho social no está en los estados de conciencia individual, sino en los hechos sociales que la preceden. El grupo social es una multitud que, para aliviar la amenaza del estrés extremo, arrastra con fuerza a sus miembros individuales.

La agresividad social puede ser de dos tipos: individual, es fácilmente predecible, sobre todo cuando los objetivos son de tipo material e individualista, o bien grupal. Esta última no se puede predecir tomando como base el patrón educacional recibido por los sujetos, sino que se predice por el referente comportamental o sujeto colectivo, el llamado "otro generalizado", al que respetan más que a sí mismos y hacia el cual dirigen todas sus acciones.

Teoría Catártica de la Agresión: surge de la teoría psicoanalítica (aunque hay varias corrientes psicológicas que sustentan este concepto), la cual considera que la catarsis es la única solución al problema de la agresividad. Supone una descarga de tensión a la vez que una expresión repentina de afecto anteriormente reprimido cuya liberación es necesaria para mantener el estado de relajación adecuado Hay dos tipos de liberación emotiva: la catarsis verbalizada y la fatiga.

Etología de la Agresión: surge de etólogos y de teorías psicoanalíticas. Entienden la agresión como una reacción impulsiva e innata, relegada a nivel inconsciente y no asociada a ningún placer. Las teorías psicoanalíticas hablan de agresión activa (deseo de herir o de dominar) y de pasividad (deseo de ser dominado, herido o destruido). No pueden explicar los fines específicos del impulso agresivo, pero si distinguen distintos grados de descarga o tensión agresiva.

Teoría Bioquímica o Genética: el comportamiento agresivo se desencadena como consecuencia de una serie de procesos bioquímicos que tienen lugar en el interior del organismo y en los que desempeñan un papel decisivo las hormonas. Se ha demostrado que la noradrenalina es un agente causal de la agresión.

Lo que parece quedar claro de todo lo anterior es que, aunque la agresividad está constitucionalmente determinada y aunque hay aspectos evolutivos ligados a la violencia, los factores biológicos no son suficientes para poder explicarla, puesto que la agresión es una forma de interacción aprendida.

Otros factores implicados en el desarrollo de la agresividad son los cognitivos y los sociales, desde cuyas vertientes se entiende la conducta agresiva como el resultado de una inadaptación debida a problemas en la codificación de la información, lo cual hace que tengan dificultades para pensar y actuar ante los problemas interpersonales y les dificulta la elaboración de respuestas alternativas. Estos déficits socio-cognitivos pueden mantener e incluso aumentar las conductas agresivas, estableciéndose así un círculo vicioso difícil de romper.

Cuando un niño agresivo es rechazado y sufre repetidos fracasos en sus relaciones sociales, crece con la convicción de que el mundo es hostil y está contra él, aunque esto no le impide que se autovalore positivamente. Sin embargo, para orientar su necesidad de relaciones sociales y manejar positivamente su autoestima busca el apoyo social de aquellos con los que se siente respaldado, que son los que comparten con él sus estatus de rechazados, creándose así pequeños grupos desestabilizadores dentro del grupo.

Tampoco se debe olvidar la influencia que tienen los factores de personalidad en el desarrollo de la agresividad, puesto que el niño agresor suele mostrar una tendencia significativa hacia el psicoticismo. Le gusta el riesgo y el peligro y posee una alta extraversión que se traduce en el gusto por los contactos sociales, aunque en ellos habitualmente tiende a ser agresivo, se enfada fácilmente y sus sentimientos son variables. Todo lo anterior hace que este tipo de niño tienda a tener "trastornos de conducta" que le lleven a meterse en problemas con sus iguales e incluso con adultos.

Sin menospreciar los factores biológicos, los cognitivos, los sociales y los de personalidad, los factores que cobran un papel especialmente importante en la explicación de la aparición de conductas violentas, son los factores ambientales. Cobra especial importancia el papel de la familia puesto que si la agresividad como forma de resolver problemas interpersonales suele tener su origen al principio de la infancia, parece claro que en buena parte se deba fraguar en el ambiente familiar.

El modelo de familia puede ser predictor de la delincuencia de los niños, puesto que el clima socio-familiar interviene en la formación y desarrollo de las conductas agresivas. Los niños agresivos generalmente perciben en su ambiente familiar cierto grado de conflicto. Las conductas antisociales que se generan entre los miembros de una familia les sirven a los jóvenes de modelo y entrenamiento para la conducta antisocial que exhibirán en otros ambientes, debido a un proceso de generalización de conductas antisociales.

Existen una serie de variables implicadas en la etiología familiar, las cuales tendrán una influencia directa en el desarrollo del apego, la formación de valores morales, roles y posteriores relaciones sociales. Estas variables implicadas son:

a) Ausencia de marcos de referencia de comportamiento social y familiar.

b) Rechazo de los padres hacia el niño.

c) Actitud negativa entre padres e hijos.

d) Temperamento del chico en interacción con la dinámica familiar.

e) Refuerzo positivo a la agresividad.

f) Prácticas de disciplina inconsistentes.

g) Prácticas disciplinarias punitivas.

h) Carencia de control por parte de los padres.

i) Empleo de la violencia física como práctica social-familiar aceptable.

j) Historia familiar de conductas antisociales.

k) Empleo de castigos corporales.

l) Aislamiento social de la familia.

m) Exposición continuada a la violencia de los medios de comunicación.


De todo lo anterior se puede deducir que la agresión es la conducta emergente de un entramado en el que se asocian ideas, sentimientos y tendencias comportamentales que, una vez activadas la alimentan y sostienen incluso sin que el individuo ejerza un control voluntario.

Mª José González
Licenciada en Psicología

¡¡¡¡Rey de gloria!!!!


lunes, octubre 01, 2007

["Dios y juventud"]


Tiempo de decidir


¿Quién es Dios y qué tengo que hacer con El?


Como jovencit@ te lo plantearás de una manera radical, ya que sobre todo buscas ser auténtic@.

Por Sheila Morataya-Fleishman


¿Quién es Dios y qué tengo que hacer con El?

Como joven te lo plantearás de una manera radical, ya que sobre todo buscas ser auténtica.


  • "Maestro bueno, ¿qué he de hacer para alcanzar la vida eterna?, pregunta el joven rico a Jesús en Mt 19-".

En nuestro lenguaje moderno sería como preguntarle a Jesús, ¿qué debo de hacer para tener una vida auténtica y llena de sentido?,¿ Quién soy yo? ¿Cómo realizaré aquello dentro de mi vida que estoy llamada a hacer?¿Qué debo de hacer? Nuestro santo padre Juan Pablo II lo expresa de la forma más profunda, clara y bella: "sólo Dios es el ultimo fundamento de todos los valores; sólo El da sentido definitivo a nuestra existencia humana".


El universo de los valores tienen su raíz en Dios. Residen en tu yo íntimo, ese que empiezas a descubrir cuando te descubres que eres diferente al resto, única y con una inteligencia propia. Los valores,son las herramientas que te ayudarán a ir construyendo y dando forma a tu proyecto de vida desde tu propia y recién estrenada libertad.

Valores como la generosidad, espíritu de servicio, responsabilidad, amistad pueden verse ensombrecidos cuando no hay diálogo interior con Dios y disposición abierta hacia los demás. Entonces aparecen el egoísmo, aburrimiento, desaliento, y negativismo que te hacen vulnerable e impiden tu crecimiento interno como mujer.



La juventud de hoy, tu juventud, se encuentra expuesta a una serie de acontecimientos que no siempre vienen precedidos por un fondo de verdad. Como lo son las modas, el mito de la mujer delgada, la posición social, la televisión y comunicación escrita. Por todo esto es urgente que el período de adolescencia sea un tiempo de conocimiento propio para evitar caer en los complejos e inseguridades, ya que sólo quien se conoce a sí misma puede sostener sin ningún miedo sus convicciones y principios.


Antes que pensar en deprimirte, levantar complejos o estar pendiente en extremo del que dirán recuerda que tu juventud es una época para descubrir y a la vez programar, elegir, prever y asumir como algo propio las primeras decisiones, que tendrán importancia para tu futuro en la dimensión estrictamente personal de tu existencia humana.


Querida amiga, considera iniciar una relación profunda con Dios en la persona de Jesucristo desde el mismo momento en que empiecen a asaltarte complejos, miedos, dudas, aburrimiento,
y explosión descontrolada de emociones. Este momento tan único de tu vida en donde te plantearás ser tú o imitar a otros; así como elegir u obedecer; amar o descalificar a tus padres tienes que considerarlo también como la búsqueda que te lleve hacia una relación de amistad, encuentro y conocimiento de Dios. Haz que Jesucristo sea el valor fundamental, la roca, el ancla y la raíz desde donde emergerán los otros valores que escogerás para gobernar tu vida y que te llevarán convertirte en una gran mujer, pues hoy más que nunca el mundo esta necesitado de jóvenes que no tengan miedo al reto de hacer que sus vidas sean iluminadas y guiadas por Dios.


Recuerda que el elegir a Dios para hacer el proyecto de tu vida se trata de una decisión que se refiere a toda la vida. Esto es que toda tu conducta, tu ánimo, tu entrega a los demás y tu razón de ser en el mundo deberá estar gobernada siguiendo las leyes que el mismo Jesucristo dejó a su paso por la tierra.




Esto implica conocer tu fe católica y comprender que la cruz y lo que con ella viene son valores fundamentales para nuestro aprendizaje, crecimiento y progreso en la vida terrena. Amar a tu prójimo como a ti misma necesita de tu vivencia de aceptación auténtica y amorosa relación contigo misma para que pueda hacerse una realidad con los otros.

El paso de la niñez a la juventud no es fácil, pues es enfrentarse a tu soledad por primera vez, pero si esa primera vez considera a Dios desde el mismo instante en que te sabes "tu" te aseguró que la adolescencia no será una época conflictiva, de depresiones y complejos, sino más bien aquella época que se quedo grabada para siempre en el fondo de tu corazón porque te mostró lo que era hacer uso por primera vez de la propia libertad, de saber que es vivir con responsabilidad y de crecer en sabiduría.

Agradecimientos a la Web.