viernes, diciembre 14, 2007

Paul Washer - [POR EL CAMINO ANGOSTO]

POR EL CAMINO ANGOSTO 1de 4



POR EL CAMINO ANGOSTO 2de 4


POR EL CAMINO ANGOSTO 3de 4


POR EL CAMINO ANGOSTO 4de 4


Pueden ver el video completo en: VICTOR CABRERA

miércoles, diciembre 12, 2007

[[Paul Washer predica un]] ¡escandaloso y bíblico mensaje!



Victor Cabrera:

Hace unos pocos días atrás, Dolly McCabe nos envió un mensaje por este medio para compartir un video con un alto grado de verdad. Sí, esa misma verdad que nos hace libres, la verdad del evangelio de Jesucristo, tan camuflada por los modernos y populares predicadores que han salido por estos tiempos...


Recomiendo este video, fue de bendición para mi vida, y espero que lo compartas tú también. Dios te bendiga.



(+) Seguir leyendo... Agradecimientos a la WEB

martes, noviembre 27, 2007

[[Manejar el enojo]]

La Ira


Respetando y negociando con nuestros hijos

Manejemos nuestras emociones. A casi todos nos gusta la gente natural y sincera.

Compartamos opiniones con quienes nos rodean. No seamos tan reservados y hagamos saber a los demás lo que pensamos, necesitamos y queremos.


Atendamos a nuestra respiración, tono y modulación de voz: nos informan de nuestras emociones y ayudan a que transmitamos bien el mensaje.
  • Miremos a la cara de la persona que tenemos enfrente, tanto cuando nos toca hablar como cuando escuchamos.

  • Escuchemos de verdad. Quien sabe escuchar es más querido por los demás. Y sus mensajes son escuchados con más atención y cariño.

  • Aceptemos opiniones diferentes a las nuestras, aunque no las compartamos.


  • Eliminemos los obstáculos que frenan la comunicación: acusaciones, exigencias, juicios de valor, prejuicios, generalizaciones o estereotipos, negatividades y silencios tortuosos.


  • Respetemos la individualidad, los límites y el espacio de cada uno, para que no se sienta invadida en terreno que se entiende exclusivo.

  • Seamos tiernos y amables al hablar.

Disciplina con Amor

Ser mejor padre aunque no sea sencillo, puede conseguirse siguiendo unos pocos principios que hay que poner en práctica a diario, los cuales enumeraré a continuación:

Principio 1: No se involucre en las luchas de poder de las que es probable que nadie salga victorioso.

Principio 2: Diga cosas agradables a sus hijos de vez en cuando, sobre todo si no las esperan.

Principio 3: Es importante ser raro. No deje que los hijos piensen que son más raros que sus padres.

Principio 4: No haga cosas por sus hijos que ellos sean capaces de hacer por sí mismos, a menos que esté seguro de que le devolverán el favor.

Principio 5: Hay que tener una autoestima alta. Si el padre no la tiene sus hijos tampoco.

Principio 6: Aprenda a pedir disculpas cuando no cumpla sus propias cosas de exigencia al tratar a sus hijos.


Diez Valores Importantes
*
  1. Respetar a las personas mayores: No por imposición sino por el sincero respeto hacia quienes, con una vida de esfuerzos, nos han transmitido la próspera sociedad que disfrutamos.

  2. Respetar a los educadores: Volver a revestirles de la dignidad y respeto que su profesión merece y aceptar su autoridad. Y transmitirlo a niños, jóvenes y adultos.

  3. Solidaridad con los débiles (y no sólo con los marginados) que nos rodean.
  4. Respeto a los bienes y servicios públicos: Educar en la máxima “esto es de todos”.
  5. No dejarnos llevar por el consumismo y controlar la ansiedad de comprar por comprar.
  6. Sólo conduce a la frustración, al deterioro ecológico y otros disgustos más prosaicos.
  7. Aprender a escuchar: de forma incondicional. Dejarles hablar de verdad e intentando ponernos en su piel.
  8. Aprender a esperar, a respetar el turno. Superar la ansiedad de ser el primero, de conseguirlo todo a la primera y rápidamente. Los demás también esperan.
  9. Aprender a perder, a fallar, a asumir el fracaso como un proceso básico de todo aprendizaje de crecimiento personal.
  10. Desarrollar el sentido de responsabilidad, potenciar la cultura del esfuerzo. Organización, puntualidad, empeño por hacer bien las cosas... son planteamientos muy positivos.
    Potenciar la autoestima, cuidar de nosotros mismos. Aceptación, valoración y mimo hacia uno mismo.

Maneja tu enojo

¿Qué es el enojo? El enojo es un sentimiento intenso y normal que todos sentimos. ¿Alguna vez perdiste tu paciencia? ¿Qué hiciste, ¿Vociferaste y gritaste? ¿Rompiste algo? ¿Cómo te sentiste después de un momento? Tal vez te sentiste mejor al rato, pero a menos que hayas discutido tu problema, probablemente no te sentiste mejor.

El truco está en aprender a manejar tu enojo de forma positiva. Respira profundo. Encuentra la forma de desahogar tus sentimientos. No los guardes. No es saludable. Es importante permitir que te sientas enojad@ . a veces las personas se sienten enfermas con dolores de cabeza o problemas de estomago cuando tienen enojo guardado. El enojo es una emoción normal. No es mejor o peor que cualquier otra emoción, como alegría o tristeza. Lo importante es saber como enfrentar el enojo.

No dejes que el enojo te controle. Es posible expresar el enojo sin perder el control. Recuerda, sentirte enojad@ nunca es una excusa para herirte a ti mism@ o a otra persona. La agresividad no es la respuesta.

Cuando agredes físicamente a alguien, te arriesgas a herir o a otras personas. No vale la pena, aléjate cuenata hasta diez. Analiza porque te sientes enojad@ y trata de considerar si puedes hacer algo para evitar que la situación se vuelva a repetir. Usa tu enojo para hacer un cambio positivo. Una vez que hables acerca de tus sentimientos el enojo probablemente comenzará a alejarse poco a poco.



Consejos para enfrentar el enojo


No te dejes invadir por pensamientos pesimistas.



No exageres ni generalices.



Sustituye los “deberían”por los “me gustaría”. En lugar de pensar o decir: “me deberían ayudar”usa; “me gustaría que me ayudarán”.



Procura entrar en contacto con la parte alegre que todos llevamos dentro. Saca tiempo para ti mism@.


Cuida tu salud. Definitivamente, cuando nos duele la cabeza o la espalda, decimos “no estoy pa’nadie”. La realidad es que es nuestra responsabilidad atender a nuestros hijos.


viernes, noviembre 09, 2007

L@s jovencit@s se preguntan:



¿Por qué siempre me comparan con los demás?


[Me da mucha rabia que mis padres y mis profesores me comparen con otra gente.”- Marta.
*
“Cuando me comparan con ciertas personas, me siento una inútil. ¡Claro que quisiera parecerme más a ellas!” –Anabel. ].
*
En la escuela, el profesor te reprende porqué no eres tan bueno en matemáticas como otro estudiante. En casa, tus padres te regañan por no ser tan ordenada como tu hermana. “Tú mamá era muy bonita cuando tenia tu edad.” Un comentario de este tipo también te hiere, porque te hace pensar que la persona te considera fea. Te dan ganas de gritar: “¡Yo soy como soy”!¿Por qué siempre me tienen que comparar con otras personas?”.
¿Por qué duelen tanto las comparaciones? ¿Pueden beneficiarte de algún modo? ¿Cómo debes reaccionar cuando te comparen con otros?.

¿Por qué hieren las comparaciones?

Una razón es que a veces ponen el dedo en la llaga. Lo que alguien dice en voz alta puede ser lo que tú te dices muchas veces para tus adentros. Por ejemplo, Becky admite: “Yo veía las chicas más populares de la escuela y pensaba: ´Si me pareciera más a ellas, tendría más amigas´”.

¿Qué provoca estos sentimientos de inseguridad? Piensa en lo que te está sucediendo en sentido Físico, emocional y mental. Tú cuerpo está cambiando rápidamente. La relación con tus padres es cada vez más compleja. Puede que tu actitud hacia el otro sexo sea ahora distinta. Así que te preguntas si todos los cambios que estás experimentando están dentro de lo normal.

Tal vez creas que la única manera de descubrirlos es comparándote con otr@s jóvenes que están sufriendo los mismos cambios. Pero ten cuidado. Si haces esto y te da la impresión de que a esos jóvenes les va mejor que a ti (Sea o no cierto), te sentirás más inseguro. Y cuando algún adulto te diga: “A ver si aprendes de Fulano o de Mengana”, sentirás que se confirma lo que más temes : ¡que no eres normal!

Anabel señala otra razón por la que las comparaciones duelen: “Cuando te comparan con otra persona, sobre todo con alguien cercano a ti, pueden surgir celos y resentimientos”. Marta lo sabe por experiencia propia . Ella dice que sus padres y sus profesores siempre la están comparando con su hermana mayor. “Me recuerdan constantemente todo lo que había logrado cuando tenía mi edad”, indica. ¿Cómo la afecta eso? “Me parece como si estuviera compitiendo con mi hermana. Aveces hasta tengo celos de ella.”

Está claro que las comparaciones pueden causar mucho daño. Piensa en lo que les sucedió a los compañeros más allegados de Jesús. La noche antes de su muerte, surgió “una disputa acalorada” entre los apóstoles. ¿Por qué? Porque empezaron a compararse unos a otros y a discutir “sobre quién de ellos parecia ser el mayor”

“Me gustaría que quien me aconsejara no menciónace nombres ni dijese: ´ Aver si aprendes de Fulanita¨. Preferiría que primero destacara mis cualidades y después me hiciera ver con cariño en qué puedo mejorar”- Natalia

Es decir , el más importante (Lucas 22:24). Es obvio, pues, que hay comparaciones que resultan perjudiciales. Pero ¿sucede así con todas las comapraciones?


El lado positivo de las comparaciones

Veamos ahora el relato biblico del joven Daniel y sus tres compañeros hebreos. Estos jóvenes no querían comer los manjares que les ofrecia el rey de Babilonia porque la Ley de Dios los prohibia (Levítico 11:4-8) . A fin de convencer a su guardián para que los ayudara, Daniel le propuso una prueba. Le sugerió que por diez días de les diera comida aceptable según la Ley divina y que después los comparara a ellos con los demás jóvenes de la corte real. ¿Cuál fue el resultado?

La Biblia explica: “Al fin de diez días el semblante de ellos pareció mejor y mas nutrido en carnes que el de todos los niños que estaban comiendo manjares exquisitos del rey” (Daniel 1:6-16) Nota que el buen resultado no se debió a que Daniel y sus compañeros fuera de algú modo superiores a los demás jóvenes, sino más bien, a que optarona obedecer las leyes queDios le había dado a su pueblo.

¿Ves algún parecido entre tu situació y la de los jóvenes hebreos? Si vives de acuerdo con las normas morales de la Biblia. Sin duda serás diferente de otros jóvenes. Habáa quienes observen tales diferencias y, perplejos, ¨hablen injuriosamente de ti¨(1 Pedro 4: 3,4). Pero otros reconoceran los buenos resultados de tu conducta y puede que incluso se sientan impulsados a aprender acerca de Jehová (1 Pedro 2:12). Así pues, en circunstancias como estas puede ser bueno que te comparen con otras personas.

Las comparaciones también pueden reportar otro beneficio. Pongamos por el caso que tú piensas que ayudas lo suficiente en las tareas de la casa - al menos teniendo en cuenta lo que hacen tus hermanos- , pero tus padres no piensan igual. Para corregir tu punto de vista, quizás recurran al ejemplo de alhún personaje biblico y te pidan que compares tu actitud y conducta con la de dicho personaje.

Pudieran recordarte, por ejemplo, que aunque a Jesús lo llamaban Señor y Maestro, él lavó con gusto los pies de sus discípulos (Juan 13:12-15).Entonces tal vez te animen a imitar la actitud humilde y hacendosa de Jesús. De hecho, la Biblia exhorta a todos los cristianos, jóvenes y mayores, a compararse constantemente con Cristo y a intentar “^ seguir^” sus pasos con sumo cuidado y atención” (1 Pedro 2:21). Este tipo de comparaciones nos ayudan a ser humildes y a desarrollar una personalidad que agrade más a Jehová.

Cómo reaccionar ante las comparaciones negativas


Es comprensible que te irrites y te desanimes cuando te comparan con uno de tus hermanos o compañeros. ¿Qué puedes hacer en tales casos?
Explica respetuosamente
Cómo te afectan ls comparaciones dibujos

“La perspicacia del hombre ciertamente retarda su cólera”, escribió el sabio rey Salomon (Proverbios 19:11), ¿Cómo puede ayudarte la perspicacia? Piensa que, aunque a te parezca , quien te está comparando _ya sea uno de tus padres o de tus maestros_ seguramente lo hace por tu bien. Claudia dice: “Cuando alguién me compara con otra persona, me pregunto qué está tratando de hacerme ver”. Ella ha comprobado que si busca el lado positivo de la comparación, es menos probable que se desanime o se enoje.

Pero, ¿y si te parece que te comparan constantemente con los demás? Por ejemplo, quizás pienses que tus padres siempre sacan a relucir en qué te superan tus hermanos. Si asi es, trata de hablar con tus padres y explicarles respetuosamente cómo esto te afecta. Talvez no se hayan percatado de cuánto te hieren esos comentarios.

No obstante, recuerda que hay un “tiempo de hablar”, pero también un “tiempo de callar” (Eclesiastés 3:7). Por eso, la próxima vez que alguien haga una comparación que te irrite, en lugar de estallar en cólera, espera a calmarte y entonces habla con la persona. Si lo haces así, tus palabras serán murán mucho más persuasivas (Proverbios 16:23).

Algo que suele contribuir a que las comparaciones negativas duelan menos es estar uno consciente de sus puntos fuertes. El apóstol Pablo le dijo a Timoteo: “Que nadie jamás menosprecie tu juventud” (1 Timoteo 4:12). Timoteo era relativamente joven cuando lo nombraron suoerintendente cristiano, de modo que es posible que algunos lo compararan con hombres de más edad y experiencia y lo criticaran. Pero si ese fue el caso, tales comparaciones negativas eran injustificadas. Pese a su juventud. Timoteo había adquirido mucha experiencia viajando con Pablo. Era un cristiano que utilizaba con eficacia la palabra de Dios y cuidaba atentamente de sus hermanos espirituales (1 Corintios 4:17; Filipenses 2:19,20).

Por lo tanto, la próxima vez que seas blanco de una comparación negativa, pregúntate si la critica esta justificada, En caso de que haya algo de verdad en lo que te dicen, intenta aprender de ello. Ahora bién, si la comparación es demaciado general _ por ejemplo “¿Por qué no eres como tu hermano?”_ trata de verla objetivamente. Haz lo posible por encontrarle el lado positivo.

Jehová Dios no determina tu valor como persona comparándote con otro ser humano imperfecto (Gálatas 6:4). El ve más allá de las apariencias y entiende cómo eres en tu interior (1 Samuel 16:7). Es más, no solo ve la clase de persona que eres, sino la que intentas ser (Hebreos 4:12,13). Tmpoco está pendiente de tus errores; al contrario, se fija en tus buenas cualidades (Salmos 130:3,4). Sí tienes presente todo lo interior, reaccionarás mejor cuando te comparen con otras personas.

[PARA PENSAR].

  • ¿Qué tipo de comparaciones suelen irritarte?


  • Si tus padres te comparan constantemente con otras personas, ¿Qué debes hacer?

*

lunes, octubre 29, 2007

[[LA CONDUCTA AGRESIVA]]

ORIGEN Y PRINCIPIOS DE LA CONDUCTA AGRESIVA


No se puede hablar propiamente de "conducta agresiva" como si se tratase de una única forma de conducta, sino de distintas formas de agresión. La agresividad puede expresarse de muy diversas maneras y no son rasgos estables y constantes de comportamiento, por lo que debemos tener en cuenta la situación estímulo que la provoca.

Frecuentemente, la violencia es una forma de comunicación social, en cuanto a que tiene una probabilidad muy alta de amplificar la comunicación, pudiendo servirle al violento, entre otras cosas, para la afirmación y defensa de la propia identidad.

¿Existen las personalidades agresivas?. Si tenemos en cuenta las definiciones propuestas por el DSM-IV y el CIE 10, las conductas agresivas son un tipo de trastorno del comportamiento y/o de la personalidad, que trasciende al propio sujeto. Parece haber una gran estabilidad o consistencia longitudinal en la tendencia a mostrarse altamente agresivo con independencia del lugar y del momento.

Aunque la agresividad puede tomar diversas formas de expresión, siempre tendrá como característica más sobresaliente el deseo de herir. El agresor sabe que a su víctima no le gusta lo que está haciendo y, por tanto, no tiene que esperar a que el grupo evalúe su comportamiento como una violación de las normas sociales, sino que la víctima ya le está proporcionando información directa sobre las consecuencias negativas de su acción, lo cual hace que, con frecuencia, se refuercen y se mantengan esas mismas conductas. Es lo que se conoce como "Agresividad hostil o emocional”, y habrá que distinguirla de otro tipo de conducta agresiva que no tiene la finalidad de herir, la llamada "Agresividad instrumental", que es "la que sirve de instrumento para...". Es por ello, que hay que distinguir los agresores con orientación instrumental, que suelen ser aquellos que quieren demostrar ante el grupo su superioridad y dominio, de los agresores hostiles o emocionalmente reactivos, aquellos que usan la violencia porque se sienten fácilmente provocados o porque procesan de forma errónea la información que reciben y, además, no cuentan con respuestas alternativas en su repertorio. No son frecuentes los comportamientos agresivos mixtos, es decir, los que reúnen ambas condiciones.

Existen diversas teorías acerca de la agresividad, cada una de las cuales contribuye a explicar una dimensión del fenómeno. En 1983, Mackal efectuó una clasificación según el elemento que considera determinante para su formulación y las englobó en 6 epígrafes:

Teoría Clásica del Dolor: el dolor está clásicamente condicionado y es siempre suficiente en sí mismo para activar la agresión en los sujetos (Hull, 1943; Pavlov, 1963). El ser humano procura sufrir el mínimo dolor y, por ello, agrede cuando se siente amenazado, anticipándose así a cualquier posibilidad de dolor. Si en la lucha no se obtiene éxito puede sufrir un contraataque y, en este caso, los dos experimentarán dolor, con lo cual la lucha será cada vez más violenta. Hay, por tanto, una relación directa entre la intensidad del estímulo y la de la respuesta.

Teoría de la Frustración (Dollard, Miller y col., 1938): cualquier agresión puede ser atribuida en última instancia a una frustración previa. El estado de frustración producido por la no consecución de una meta, provoca la aparición de un proceso de cólera que, cuando alcanza un grado determinado, puede producir la agresión directa o la verbal. La selección del blanco se hace en función de aquel que es percibido como la fuente de displacer, pero si no es alcanzable aparecerá el desplazamiento.

Teorías Sociológicas de la Agresión (Durkheim, 1938): la causa determinante de la violencia y de cualquier otro hecho social no está en los estados de conciencia individual, sino en los hechos sociales que la preceden. El grupo social es una multitud que, para aliviar la amenaza del estrés extremo, arrastra con fuerza a sus miembros individuales.

La agresividad social puede ser de dos tipos: individual, es fácilmente predecible, sobre todo cuando los objetivos son de tipo material e individualista, o bien grupal. Esta última no se puede predecir tomando como base el patrón educacional recibido por los sujetos, sino que se predice por el referente comportamental o sujeto colectivo, el llamado "otro generalizado", al que respetan más que a sí mismos y hacia el cual dirigen todas sus acciones.



Teoría Catártica de la Agresión: surge de la teoría psicoanalítica (aunque hay varias corrientes psicológicas que sustentan este concepto), la cual considera que la catarsis es la única solución al problema de la agresividad. Supone una descarga de tensión a la vez que una expresión repentina de afecto anteriormente reprimido cuya liberación es necesaria para mantener el estado de relajación adecuado Hay dos tipos de liberación emotiva: la catarsis verbalizada y la fatiga.

Etología de la Agresión: surge de etólogos y de teorías psicoanalíticas. Entienden la agresión como una reacción impulsiva e innata, relegada a nivel inconsciente y no asociada a ningún placer. Las teorías psicoanalíticas hablan de agresión activa (deseo de herir o de dominar) y de pasividad (deseo de ser dominado, herido o destruido). No pueden explicar los fines específicos del impulso agresivo, pero si distinguen distintos grados de descarga o tensión agresiva.

Teoría Bioquímica o Genética: el comportamiento agresivo se desencadena como consecuencia de una serie de procesos bioquímicos que tienen lugar en el interior del organismo y en los que desempeñan un papel decisivo las hormonas. Se ha demostrado que la noradrenalina es un agente causal de la agresión.

Lo que parece quedar claro de todo lo anterior es que, aunque la agresividad está constitucionalmente determinada y aunque hay aspectos evolutivos ligados a la violencia, los factores biológicos no son suficientes para poder explicarla, puesto que la agresión es una forma de interacción aprendida.

Otros factores implicados en el desarrollo de la agresividad son los cognitivos y los sociales, desde cuyas vertientes se entiende la conducta agresiva como el resultado de una inadaptación debida a problemas en la codificación de la información, lo cual hace que tengan dificultades para pensar y actuar ante los problemas interpersonales y les dificulta la elaboración de respuestas alternativas. Estos déficits socio-cognitivos pueden mantener e incluso aumentar las conductas agresivas, estableciéndose así un círculo vicioso difícil de romper.

Cuando un niño agresivo es rechazado y sufre repetidos fracasos en sus relaciones sociales, crece con la convicción de que el mundo es hostil y está contra él, aunque esto no le impide que se autovalore positivamente. Sin embargo, para orientar su necesidad de relaciones sociales y manejar positivamente su autoestima busca el apoyo social de aquellos con los que se siente respaldado, que son los que comparten con él sus estatus de rechazados, creándose así pequeños grupos desestabilizadores dentro del grupo.

Tampoco se debe olvidar la influencia que tienen los factores de personalidad en el desarrollo de la agresividad, puesto que el niño agresor suele mostrar una tendencia significativa hacia el psicoticismo. Le gusta el riesgo y el peligro y posee una alta extraversión que se traduce en el gusto por los contactos sociales, aunque en ellos habitualmente tiende a ser agresivo, se enfada fácilmente y sus sentimientos son variables. Todo lo anterior hace que este tipo de niño tienda a tener "trastornos de conducta" que le lleven a meterse en problemas con sus iguales e incluso con adultos.

Sin menospreciar los factores biológicos, los cognitivos, los sociales y los de personalidad, los factores que cobran un papel especialmente importante en la explicación de la aparición de conductas violentas, son los factores ambientales. Cobra especial importancia el papel de la familia puesto que si la agresividad como forma de resolver problemas interpersonales suele tener su origen al principio de la infancia, parece claro que en buena parte se deba fraguar en el ambiente familiar.

El modelo de familia puede ser predictor de la delincuencia de los niños, puesto que el clima socio-familiar interviene en la formación y desarrollo de las conductas agresivas. Los niños agresivos generalmente perciben en su ambiente familiar cierto grado de conflicto. Las conductas antisociales que se generan entre los miembros de una familia les sirven a los jóvenes de modelo y entrenamiento para la conducta antisocial que exhibirán en otros ambientes, debido a un proceso de generalización de conductas antisociales.

Existen una serie de variables implicadas en la etiología familiar, las cuales tendrán una influencia directa en el desarrollo del apego, la formación de valores morales, roles y posteriores relaciones sociales. Estas variables implicadas son:

a) Ausencia de marcos de referencia de comportamiento social y familiar.

b) Rechazo de los padres hacia el niño.

c) Actitud negativa entre padres e hijos.

d) Temperamento del chico en interacción con la dinámica familiar.

e) Refuerzo positivo a la agresividad.

f) Prácticas de disciplina inconsistentes.

g) Prácticas disciplinarias punitivas.

h) Carencia de control por parte de los padres.

i) Empleo de la violencia física como práctica social-familiar aceptable.

j) Historia familiar de conductas antisociales.

k) Empleo de castigos corporales.

l) Aislamiento social de la familia.

m) Exposición continuada a la violencia de los medios de comunicación.

De todo lo anterior se puede deducir que la agresión es la conducta emergente de un entramado en el que se asocian ideas, sentimientos y tendencias comportamentales que, una vez activadas la alimentan y sostienen incluso sin que el individuo ejerza un control voluntario.




Mª José González
Licenciada en Psicología

sábado, octubre 06, 2007

¡¡¡EL ENOJO!!!

*
La Biblia habla sobre el Enojo
*

Proverbios 14:16 El sabio teme y se aparta del mal, pero el necio es entremetido y confiado. 17 El que es irascible hará locuras, y el hombre malicioso será aborrecido. 29 El que tarda en airarse tiene mucho entendimiento, pero el de espíritu apresurado hace resaltar la insensatez.

Santiago 1:19 Sabed, mis amados hermanos: Todo hombre sea pronto para oír, lento para hablar y lento para la ira; 20 porque la ira del hombre no lleva a cabo la justicia de Dios

Proverbios 10:12 El odio despierta contiendas, pero el amor cubre todas las faltas.

Proverbios 17:9 El que cubre la transgresión busca amistad, pero el que divulga el asunto aparta al amigo.

Proverbios 19:11 El discernimiento del hombre detiene su furor, y su honra es pasar por alto la ofensa.

1 Pedro 4:8 Sobre todo, tened entre vosotros un ferviente amor, porque el amor cubre una multitud de pecados.

Proverbios 15:1 La suave respuesta quita la ira, pero la palabra áspera aumenta el furor. 18 El hombre iracundo suscita contiendas, pero el que tarda en airarse calma la riña.

Proverbios 22:24 No hagas amistad con el iracundo, ni tengas tratos con el violento, 25 no sea que aprendas sus maneras y pongas una trampa para tu propia vida

Proverbios 25:28 Como una ciudad cuya muralla ha sido derribada, es el hombre cuyo espíritu no tiene freno.

Proverbios 29:22 El hombre iracundo suscita contiendas, y el furioso comete muchas transgresiones.

Proverbios 30:33 Ciertamente el que bate la leche sacará mantequilla; el que con fuerza se suena la nariz sacará sangre, y el que provoca la ira causará contienda.

Gálatas 5:22 Pero el fruto del Espíritu es: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, 23 mansedumbre y dominio propio. Contra tales cosas no hay ley, 24 porque los que son de Cristo Jesús han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. 25 Ahora que vivimos en el Espíritu, andemos en el Espíritu. 26 No seamos vanidosos, irritándonos unos a otros y envidiándonos unos a otros.

Mateo 5:9 "Bienaventurados los que hacen la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios.

Romanos 12:18 Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, tened paz con todos los hombres.




EL ORIGEN DE LA CONDUCTA AGRESIVA
por Mª José González



ORIGEN Y PRINCIPIOS DE LA CONDUCTA AGRESIVA

No se puede hablar propiamente de "conducta agresiva" como si se tratase de una única forma de conducta, sino de distintas formas de agresión. La agresividad puede expresarse de muy diversas maneras y no son rasgos estables y constantes de comportamiento, por lo que debemos tener en cuenta la situación estímulo que la provoca.

Frecuentemente, la violencia es una forma de comunicación social, en cuanto a que tiene una probabilidad muy alta de amplificar la comunicación, pudiendo servirle al violento, entre otras cosas, para la afirmación y defensa de la propia identidad.

¿Existen las personalidades agresivas?. Si tenemos en cuenta las definiciones propuestas por el DSM-IV y el CIE 10, las conductas agresivas son un tipo de trastorno del comportamiento y/o de la personalidad, que trasciende al propio sujeto. Parece haber una gran estabilidad o consistencia longitudinal en la tendencia a mostrarse altamente agresivo con independencia del lugar y del momento.

Aunque la agresividad puede tomar diversas formas de expresión, siempre tendrá como característica más sobresaliente el deseo de herir. El agresor sabe que a su víctima no le gusta lo que está haciendo y, por tanto, no tiene que esperar a que el grupo evalúe su comportamiento como una violación de las normas sociales, sino que la víctima ya le está proporcionando información directa sobre las consecuencias negativas de su acción, lo cual hace que, con frecuencia, se refuercen y se mantengan esas mismas conductas. Es lo que se conoce como "Agresividad hostil o emocional”, y habrá que distinguirla de otro tipo de conducta agresiva que no tiene la finalidad de herir, la llamada "Agresividad instrumental", que es "la que sirve de instrumento para...". Es por ello, que hay que distinguir los agresores con orientación instrumental, que suelen ser aquellos que quieren demostrar ante el grupo su superioridad y dominio, de los agresores hostiles o emocionalmente reactivos, aquellos que usan la violencia porque se sienten fácilmente provocados o porque procesan de forma errónea la información que reciben y, además, no cuentan con respuestas alternativas en su repertorio. No son frecuentes los comportamientos agresivos mixtos, es decir, los que reúnen ambas condiciones.

Existen diversas teorías acerca de la agresividad, cada una de las cuales contribuye a explicar una dimensión del fenómeno. En 1983, Mackal efectuó una clasificación según el elemento que considera determinante para su formulación y las englobó en 6 epígrafes:

Teoría Clásica del Dolor: el dolor está clásicamente condicionado y es siempre suficiente en sí mismo para activar la agresión en los sujetos (Hull, 1943; Pavlov, 1963). El ser humano procura sufrir el mínimo dolor y, por ello, agrede cuando se siente amenazado, anticipándose así a cualquier posibilidad de dolor. Si en la lucha no se obtiene éxito puede sufrir un contraataque y, en este caso, los dos experimentarán dolor, con lo cual la lucha será cada vez más violenta. Hay, por tanto, una relación directa entre la intensidad del estímulo y la de la respuesta.

Teoría de la Frustración (Dollard, Miller y col., 1938): cualquier agresión puede ser atribuida en última instancia a una frustración previa. El estado de frustración producido por la no consecución de una meta, provoca la aparición de un proceso de cólera que, cuando alcanza un grado determinado, puede producir la agresión directa o la verbal. La selección del blanco se hace en función de aquel que es percibido como la fuente de displacer, pero si no es alcanzable aparecerá el desplazamiento.

Teorías Sociológicas de la Agresión (Durkheim, 1938): la causa determinante de la violencia y de cualquier otro hecho social no está en los estados de conciencia individual, sino en los hechos sociales que la preceden. El grupo social es una multitud que, para aliviar la amenaza del estrés extremo, arrastra con fuerza a sus miembros individuales.

La agresividad social puede ser de dos tipos: individual, es fácilmente predecible, sobre todo cuando los objetivos son de tipo material e individualista, o bien grupal. Esta última no se puede predecir tomando como base el patrón educacional recibido por los sujetos, sino que se predice por el referente comportamental o sujeto colectivo, el llamado "otro generalizado", al que respetan más que a sí mismos y hacia el cual dirigen todas sus acciones.

Teoría Catártica de la Agresión: surge de la teoría psicoanalítica (aunque hay varias corrientes psicológicas que sustentan este concepto), la cual considera que la catarsis es la única solución al problema de la agresividad. Supone una descarga de tensión a la vez que una expresión repentina de afecto anteriormente reprimido cuya liberación es necesaria para mantener el estado de relajación adecuado Hay dos tipos de liberación emotiva: la catarsis verbalizada y la fatiga.

Etología de la Agresión: surge de etólogos y de teorías psicoanalíticas. Entienden la agresión como una reacción impulsiva e innata, relegada a nivel inconsciente y no asociada a ningún placer. Las teorías psicoanalíticas hablan de agresión activa (deseo de herir o de dominar) y de pasividad (deseo de ser dominado, herido o destruido). No pueden explicar los fines específicos del impulso agresivo, pero si distinguen distintos grados de descarga o tensión agresiva.

Teoría Bioquímica o Genética: el comportamiento agresivo se desencadena como consecuencia de una serie de procesos bioquímicos que tienen lugar en el interior del organismo y en los que desempeñan un papel decisivo las hormonas. Se ha demostrado que la noradrenalina es un agente causal de la agresión.

Lo que parece quedar claro de todo lo anterior es que, aunque la agresividad está constitucionalmente determinada y aunque hay aspectos evolutivos ligados a la violencia, los factores biológicos no son suficientes para poder explicarla, puesto que la agresión es una forma de interacción aprendida.

Otros factores implicados en el desarrollo de la agresividad son los cognitivos y los sociales, desde cuyas vertientes se entiende la conducta agresiva como el resultado de una inadaptación debida a problemas en la codificación de la información, lo cual hace que tengan dificultades para pensar y actuar ante los problemas interpersonales y les dificulta la elaboración de respuestas alternativas. Estos déficits socio-cognitivos pueden mantener e incluso aumentar las conductas agresivas, estableciéndose así un círculo vicioso difícil de romper.

Cuando un niño agresivo es rechazado y sufre repetidos fracasos en sus relaciones sociales, crece con la convicción de que el mundo es hostil y está contra él, aunque esto no le impide que se autovalore positivamente. Sin embargo, para orientar su necesidad de relaciones sociales y manejar positivamente su autoestima busca el apoyo social de aquellos con los que se siente respaldado, que son los que comparten con él sus estatus de rechazados, creándose así pequeños grupos desestabilizadores dentro del grupo.

Tampoco se debe olvidar la influencia que tienen los factores de personalidad en el desarrollo de la agresividad, puesto que el niño agresor suele mostrar una tendencia significativa hacia el psicoticismo. Le gusta el riesgo y el peligro y posee una alta extraversión que se traduce en el gusto por los contactos sociales, aunque en ellos habitualmente tiende a ser agresivo, se enfada fácilmente y sus sentimientos son variables. Todo lo anterior hace que este tipo de niño tienda a tener "trastornos de conducta" que le lleven a meterse en problemas con sus iguales e incluso con adultos.

Sin menospreciar los factores biológicos, los cognitivos, los sociales y los de personalidad, los factores que cobran un papel especialmente importante en la explicación de la aparición de conductas violentas, son los factores ambientales. Cobra especial importancia el papel de la familia puesto que si la agresividad como forma de resolver problemas interpersonales suele tener su origen al principio de la infancia, parece claro que en buena parte se deba fraguar en el ambiente familiar.

El modelo de familia puede ser predictor de la delincuencia de los niños, puesto que el clima socio-familiar interviene en la formación y desarrollo de las conductas agresivas. Los niños agresivos generalmente perciben en su ambiente familiar cierto grado de conflicto. Las conductas antisociales que se generan entre los miembros de una familia les sirven a los jóvenes de modelo y entrenamiento para la conducta antisocial que exhibirán en otros ambientes, debido a un proceso de generalización de conductas antisociales.

Existen una serie de variables implicadas en la etiología familiar, las cuales tendrán una influencia directa en el desarrollo del apego, la formación de valores morales, roles y posteriores relaciones sociales. Estas variables implicadas son:

a) Ausencia de marcos de referencia de comportamiento social y familiar.

b) Rechazo de los padres hacia el niño.

c) Actitud negativa entre padres e hijos.

d) Temperamento del chico en interacción con la dinámica familiar.

e) Refuerzo positivo a la agresividad.

f) Prácticas de disciplina inconsistentes.

g) Prácticas disciplinarias punitivas.

h) Carencia de control por parte de los padres.

i) Empleo de la violencia física como práctica social-familiar aceptable.

j) Historia familiar de conductas antisociales.

k) Empleo de castigos corporales.

l) Aislamiento social de la familia.

m) Exposición continuada a la violencia de los medios de comunicación.


De todo lo anterior se puede deducir que la agresión es la conducta emergente de un entramado en el que se asocian ideas, sentimientos y tendencias comportamentales que, una vez activadas la alimentan y sostienen incluso sin que el individuo ejerza un control voluntario.

Mª José González
Licenciada en Psicología

¡¡¡¡Rey de gloria!!!!


lunes, octubre 01, 2007

["Dios y juventud"]


Tiempo de decidir


¿Quién es Dios y qué tengo que hacer con El?


Como jovencit@ te lo plantearás de una manera radical, ya que sobre todo buscas ser auténtic@.

Por Sheila Morataya-Fleishman


¿Quién es Dios y qué tengo que hacer con El?

Como joven te lo plantearás de una manera radical, ya que sobre todo buscas ser auténtica.


  • "Maestro bueno, ¿qué he de hacer para alcanzar la vida eterna?, pregunta el joven rico a Jesús en Mt 19-".

En nuestro lenguaje moderno sería como preguntarle a Jesús, ¿qué debo de hacer para tener una vida auténtica y llena de sentido?,¿ Quién soy yo? ¿Cómo realizaré aquello dentro de mi vida que estoy llamada a hacer?¿Qué debo de hacer? Nuestro santo padre Juan Pablo II lo expresa de la forma más profunda, clara y bella: "sólo Dios es el ultimo fundamento de todos los valores; sólo El da sentido definitivo a nuestra existencia humana".


El universo de los valores tienen su raíz en Dios. Residen en tu yo íntimo, ese que empiezas a descubrir cuando te descubres que eres diferente al resto, única y con una inteligencia propia. Los valores,son las herramientas que te ayudarán a ir construyendo y dando forma a tu proyecto de vida desde tu propia y recién estrenada libertad.

Valores como la generosidad, espíritu de servicio, responsabilidad, amistad pueden verse ensombrecidos cuando no hay diálogo interior con Dios y disposición abierta hacia los demás. Entonces aparecen el egoísmo, aburrimiento, desaliento, y negativismo que te hacen vulnerable e impiden tu crecimiento interno como mujer.



La juventud de hoy, tu juventud, se encuentra expuesta a una serie de acontecimientos que no siempre vienen precedidos por un fondo de verdad. Como lo son las modas, el mito de la mujer delgada, la posición social, la televisión y comunicación escrita. Por todo esto es urgente que el período de adolescencia sea un tiempo de conocimiento propio para evitar caer en los complejos e inseguridades, ya que sólo quien se conoce a sí misma puede sostener sin ningún miedo sus convicciones y principios.


Antes que pensar en deprimirte, levantar complejos o estar pendiente en extremo del que dirán recuerda que tu juventud es una época para descubrir y a la vez programar, elegir, prever y asumir como algo propio las primeras decisiones, que tendrán importancia para tu futuro en la dimensión estrictamente personal de tu existencia humana.


Querida amiga, considera iniciar una relación profunda con Dios en la persona de Jesucristo desde el mismo momento en que empiecen a asaltarte complejos, miedos, dudas, aburrimiento,
y explosión descontrolada de emociones. Este momento tan único de tu vida en donde te plantearás ser tú o imitar a otros; así como elegir u obedecer; amar o descalificar a tus padres tienes que considerarlo también como la búsqueda que te lleve hacia una relación de amistad, encuentro y conocimiento de Dios. Haz que Jesucristo sea el valor fundamental, la roca, el ancla y la raíz desde donde emergerán los otros valores que escogerás para gobernar tu vida y que te llevarán convertirte en una gran mujer, pues hoy más que nunca el mundo esta necesitado de jóvenes que no tengan miedo al reto de hacer que sus vidas sean iluminadas y guiadas por Dios.


Recuerda que el elegir a Dios para hacer el proyecto de tu vida se trata de una decisión que se refiere a toda la vida. Esto es que toda tu conducta, tu ánimo, tu entrega a los demás y tu razón de ser en el mundo deberá estar gobernada siguiendo las leyes que el mismo Jesucristo dejó a su paso por la tierra.




Esto implica conocer tu fe católica y comprender que la cruz y lo que con ella viene son valores fundamentales para nuestro aprendizaje, crecimiento y progreso en la vida terrena. Amar a tu prójimo como a ti misma necesita de tu vivencia de aceptación auténtica y amorosa relación contigo misma para que pueda hacerse una realidad con los otros.

El paso de la niñez a la juventud no es fácil, pues es enfrentarse a tu soledad por primera vez, pero si esa primera vez considera a Dios desde el mismo instante en que te sabes "tu" te aseguró que la adolescencia no será una época conflictiva, de depresiones y complejos, sino más bien aquella época que se quedo grabada para siempre en el fondo de tu corazón porque te mostró lo que era hacer uso por primera vez de la propia libertad, de saber que es vivir con responsabilidad y de crecer en sabiduría.

Agradecimientos a la Web.

sábado, septiembre 22, 2007

Amor según la Biblia

EL AMOR SEGUN LA BIBLIA




El concepto común del amor

Un concepto equivocado del amor es un error de la cultura que hemos absorbido. En lugar de tomar nuestra definición de amor de la Biblia, hemos permitido que el mundo (que no conoce el amor perfecto de Dios) nos diga qué es amor. El mundo iguala el amor con el afecto. Más frecuentemente se retrata como sentimientos fuertes y bonitos. Las voces e imágenes (para usar la frase del autor David Powlison) de nuestra cultura enfatizan tanto esta cara del amor, que el concepto del amor se reduce a sólo esta faceta. Es un concepto reduccionista. Además, lo sentimental es una faceta secundaria del amor, ni siquiera es su esencia.

Piénsalo: Todos sabemos que Dios nos dice “Amen a sus enemigos” (Lucas 6:27-35). Dios no está mandándonos tener sentimientos bonitos hacia nuestros enemigos. Esto es poco posible. No podemos cambiar nuestros sentimientos por simple fuerza de voluntad. Pensamos que ni siquiera nos caen bien nuestros enemigos, ¿cómo será posible sentir amor hacia ellos? Y entonces nos equivocamos al reducir el amor a sólo sentimientos emocionales. Cuando Cristo entró en Jerusalén montando el asno, a la gente le caía bien. Pero unos días después esa misma gente lo asesinó. Los sentimientos son evanescentes. El amor permanece (1 Corintios 13:13). Imagina a Cristo cuando estaba colgado en la cruz, mirando a sus asesinos. Sabemos que los amó, porque murió inclusive por cualquiera de ellos que creyera en Él. Pero dudo que en ese momento, sintiera complacencia en ellos. El amor es algo más que sólo sentimientos, aunque con mucha frecuencia encontramos el amor expresado en buenas emociones. ¿Puede ser que el hecho de tener buenos sentimientos, o por decir, el hecho de que nos caiga bien alguien, nos hace más fácil amarle? En una trascripción de una sesión de consejería, Winston Smith desenmascara una especie de “amor”:

“Imaginemos que tú y yo estamos conversando. Digo “Realmente te amo. ¿Sabes cómo puedo saber que te amo? Porque me haces sentir tan bien conmigo mismo. Es por eso que te amo.” Entonces, él pregunta “¿Cómo falla eso en alcanzar lo que es el amor?” Lo que se describe es la atracción que sentimos hacia personas que nos agradan, que nos hacen sentir bien con nosotros mismos. Es verdad que el amor se expresa en sentimientos bonitos cuando amamos a personas que son amables o que nos aman también. Pero Cristo dejó muy claro que esto no es el amor que él manda. Dijo “¿Qué mérito tienen ustedes al amar a quienes los aman? Aun los pecadores lo hacen así…Ustedes, por el contrario, amen a sus enemigos…” (Lucas 6:32-35). Mateo agrega “Y si saludan a sus hermanos solamente, ¿qué de más hacen ustedes? ¿Acaso no hacen esto hasta los gentiles? Por tanto, sean perfectos, así como su Padre celestial es perfecto,” implicando que el amor perfecto no depende de las cualidades del amado.

Si algo o alguien nos cae bien, lo que pasa es que recibimos algo en este trato que le llamamos “amor.” Dado que por naturaleza somos egoístas, no estamos muy dispuestos a amar a menos que tengamos estos sentimientos, a menos que recibamos algo (por lo menos una experiencia emocional agradable) a cambio. Así llegamos a limitar el amor a este tipo de “amor.” En otras palabras, nuestra baja capacidad de amar ha traído como resultado que hemos empobrecido el concepto del amor. En casos más extremos, se limita el “amor” a sólo esta emoción. El autor M. Scott Peck en un libro muy conocido ofrece una crítica a la vez aguda y perspicaz de este uso de la palabra “amor,” explicando como responde a ciertas declaraciones clásicas “románticas.”:

[Me dicen] “No deseo vivir. No puedo vivir sin mi esposo (esposa, novio, novia). Lo amo tanto.” Y cuando les respondo, como frecuentemente lo hago, “Estás equivocada; tú no amas a tu esposo (esposa, novio, novia).” La respuesta airada es: “¿Qué está diciendo? Le acabo de decir que no puedo vivir sin él (ella)”. Entonces, les trato de explicar: “Lo que describes no es amor, sino algo parecido a un parásito”.Nuestro amor es contaminado por nuestro deseo de sentirnos bien por medio de esta persona. La queremos por cómo nos hace sentir, es decir, por lo que recibimos de él. Nuestro deseo de recibir/sentirnos bien compite con nuestro deseo de servirle—y racionalizamos para poder satisfacer los dos deseos a la vez. Así que todos tenemos la tendencia de usar al otro en esta actividad de “amarle”.

Uno de los ejemplos más claros y tristes es bien conocido: Un joven le dice a su novia que quiere acostarse con ella porque “Te amo tanto”. Quizá ella había planeado mantenerse virgen hasta casarse, pero le gusta sentirse tan especial y no quiere perder este trato, así que sucumbe a las palabras seductoras. Pero esto no es amor sino exactamente su opuesto. Ella debiera decirle: “No es cierto. Si me amaras, querrías lo mejor para mí, jamás me persuadirías a pecar contra nuestro Dios así”. Él la estaría usando para satisfacer su deseo de placer físico, a cualquier costo, que sea el de un hijo ilegítimo huérfano, vergüenza pública a la iglesia de Cristo, carrera parada (que deja la madre soltera con aun menos posibilidades de sostener al hijo), o la inhabilidad de dar a su esposo algún día el regalo de su virginidad. Por su parte, ella también puede estar usándole a él, para sentirse especial, amada, y segura—también a cualquier costo.

Nos equivocamos en la definición de amor porque no conocemos el amor verdadero. Ilustro esto con ejemplos de diferentes alimentos regionales. En EEUU se come mucho lo que llaman “comida Mexicana,” pero esa comida no se parece mucho a lo que realmente es la comida Mexicana. La llaman “Mexicana” sólo porque no conocen la cosa real. Igual en México te ofrecen “miel de maple” para tus hotcakes, pero lo que te dan no es miel de maple. Miel de maple es un producto natural que se toma del árbol que se llama maple, que crece sólo en ciertos estados muy al norte en EEUU y Canadá. Se obtiene con dificultad y por eso es caro. Pero vale la pena, tiene una textura ligera y un sabor delicado que la tecnología moderna no ha logrado duplicar. Llaman a este jarabe para hotcakes (que realmente es una imitación espesa y no especial) “miel de maple” porque no conocen la cosa real. Y aunque ya se vende en México, dado que cuesta como $10 dólares el frasco, dudo que los que no lo conocen van a querer pagar el precio para conocerlo. En una manera parecida, no conoceremos el amor verdadero si no estamos dispuestos a pagar el costo personal, que se explorará próximamente.

No encontraremos las respuestas correctas si no hacemos las preguntas correctas. Cuando Dios nos manda amar a otros, nuestra pregunta debe ser “Bueno, y ¿qué quiere decir ‘amar’?” Esta sí es una pregunta que la Biblia contesta ampliamente.

El concepto bíblico del amor: los hechos

En la Biblia la definición más concisa del amor se da con sólo tres palabras cortas: Dios es amor (2 Juan 4-8). Entonces, en un sentido, debido a que toda la Biblia nos revela el carácter de Dios, al mismo tiempo también expone qué es el amor. Dios es amor. Su naturaleza y sus acciones definen el amor. Cualquier concepto del amor formado sin tomar a Dios en cuenta, es incorrecto. Sólo aprendemos qué es el amor a través de aprender quién es Dios.

Tenemos que estudiar Su Palabra, especialmente los textos que tratan explícitamente el concepto de amor.

Otro texto que parece ser escrito precisamente para contestar la pregunta ¿Qué es el amor? es (1Juan 4:16), “En esto conocemos lo que es el amor: en que Jesucristo entregó su vida por nosotros. Así también nosotros debemos entregar la vida por nuestros hermanos.”

“Así manifestó Dios su amor entre nosotros: en que envió a su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por medio de él” (1 Juan 4:9), El amor de Cristo se nos presenta como el modelo perfecto visible del amor. El dijo a sus discípulos, “Nadie tiene amor más grande que dar su vida por sus amigos” (Juan 15:13), Adelante, se expone más acerca del grado del amor de Dios en Cristo: “Difícilmente habrá quien muera por un justo, aunque tal vez haya quien se atreva a morir por una persona buena. Pero Dios muestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores [es decir, enemigos de Dios], Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:7-8),

Notamos que dar la vida es una acción, no una emoción. Claro que sería más fácil dar tu vida por otra persona si tuvieras las emociones correspondientes para la persona, y por eso el punto de (Romanos 5:8), Es tan impresionante. El amor se ve en el acto, y mientras más se te dificulta el acto, más grande es el amor que lo hace a pesar de lo desagradable que es.

Después de describir el amor sacrificante de Cristo, el apóstol Juan ruega a sus lectores, “Queridos hijos, no amemos de palabra ni de labios para afuera, sino con hechos y verdad” (1 Juan 3:18), Esta petición también deja claro que el amor verdadero se ve en los hechos.

Pocos de nosotros tendremos la oportunidad de amar por medio de dar nuestra vida literalmente. Pero el amor se puede ver en otros hechos también. Notemos lo que se enseña con el paralelismo de estos dos textos: “Pero a ustedes que me escuchan les digo: Amen a sus enemigos, hagan bien a quienes los odian” (Lucas 6:27), “Ustedes, por el contrario, amen a sus enemigos, háganles bien y denles prestado sin esperar nada a cambio (Lucas 6:35), Estos versículos son ejemplos del estilo común de los escritores del NT que consiste en decir la misma cosa dos veces en seguida, la segunda vez diciéndola en una manera diferente, o sea, con una cláusula explicatorio. En estos dos textos, el mandamiento háganles bien explica qué quiere decir amar al enemigo.

(1Corintios 1:4-8), nos enseña varias maneras de hacerle bien a alguien. Es el pasaje bíblico más famoso acerca del amor. Dice que el amor es paciente y bondadoso. Se regocija con la verdad. “Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta”. Se nota que ninguna de estas cosas que describen el amor es un sentimiento que la persona que ama tenga que sentir para poder decir que esto es amor. No es una descripción típica del amor (“el amor es sentir mariposas en tu estómago cuando ves al ser amado…”) De hecho, ya vemos que el mandamiento de Dios a amar al enemigo sí tiene razón, porque uno puede hacer estas cosas que (1Corintios 13:), dice es amor sin tener bonitos sentimientos hacia la persona amada.

También dice este pasaje qué es lo que el amor no hace: no se envidia, ni se jacta. No es orgulloso. No se comporta con rudeza y no es egoísta. No se enoja fácilmente y no guarda rencor. No se deleita en la maldad (1Corintios 13:4-6), Este pasaje es realmente un breve resumen de la presentación original acerca de cómo amar al prójimo que Dios dio a Moisés como ley en Levítico (Levítico 19:1-3), , (Levítico 19:9-18),

“No sieguen hasta el último rincón de sus campos no recojan las uvas que se hayan caído. Déjenlas para los pobres y los extranjeros. Yo soy en Señor su Dios. No roben. No mientan. No engañen a su prójimo… Yo soy en Señor. No explotes a tu prójimo, ni lo despojes de nada. No retengas el salario del jornalero hasta el día siguiente. No maldigas al sordo, ni le pongas tropiezos al ciego, sino teme a tu Dios. Yo soy en Señor. No perviertas la justicia, ni te muestres parcial a favor del pobre o del rico, sino juzga a todos con justicia. No andes difundiendo calumnias entre tu pueblo, ni expongas la vida de tu prójimo con falsos testimonio. Yo soy en Señor” (Levítico 19:9-16),

Lo que se describe mayormente es cómo actuar y cómo no actuar para amar al prójimo. Otra vez notamos que una persona, por lo menos una persona con dominio propio (el cual es un fruto del Espíritu Santo), puede también cumplir con estas descripciones del amor sin sentir emociones agradables hacia la persona amada. Podemos obedecer a Dios al tratar a otros de estas maneras, inclusive cuando los otros no nos caen bien. En otras palabras, podemos amar bíblicamente hasta una persona que no nos agrada, porque el amor empieza como un acto de la voluntad.

Ese amor es un acto de la voluntad, y que al amar en Dios siempre queremos perfeccionarnos en servirlo a El y a sus criaturas. Por eso podemos escoger amar a alguien aún cuando en principio no acompañen los sentimientos a nuestra resolución.

Si entendemos que el amor primero se expresa como un acto de la voluntad, que se ve mayormente en los hechos, ya podemos comprender cómo Jesús pudo extender el mandamiento de amar al prójimo para incluir al enemigo. Esto lo Ilustró con la parábola del buen samaritano. El relato no fue meramente un ejemplo de amor hacia un desconocido. Los judíos y los samaritanos se odiaban, así que esto fue un ejemplo de amar al enemigo. Hablando del segundo y grande mandamiento, “Ama a tu prójimo como a ti mismo” (Lucas 10:27), el experto en la ley preguntó a Jesús “¿Y quién es mi prójimo? (Lucas 10:29), Jesús enseguida contó esta historia para contestar su pregunta, y a la vez, estaba dando una ilustración de lo qué es el amor. El samaritano amó con sus hechos a este varón del pueblo despreciado: vendó sus heridas, le dio asiento sobre su bestia mientras el samaritano caminaba, lo cuidó, y proveyó para que siguieran cuidándolo.

El evangelio de Mateo incluye enseñanzas aun más explícitas de Jesús acerca de esto:

“Ustedes han oído que se dijo: ‘Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo.’ Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, bendigan a quienes los maldicen, hagan bien a quienes los odian, y oren por quienes los ultrajan y los persiguen para que sean hijos de su Padre que está en el cielo” (Mateo 5:43-45),

El teólogo John Stott dio una exposición “revolucionaria” de la enseñanza bíblica sobre cómo tratar a los demás. Esta cita es larga, pero es tan aguda y sorprendente que merece ser incluida. Espero que revolucione tu pensamiento acerca de cómo Dios quiere que tratemos a otras personas, igual como lo ha hecho al mío.…quisiera mencionarles un principio muy revolucionario en buenas relaciones. En (Colosenses 3:17-23). Y en el…

Aquí hay algunos principios de aplicación universal y se complementan maravillosamente unos con otros. El versículo 17 habla de hacer cosas en el nombre del Señor… es hacerlo como representante suyo o como su apoderado; pero el versículo 23 habla de hacer cosas bajo ordenes del Señor Jesús, que significa hacer cosas como siervos. De acuerdo al primer versículo, debo tratar a mi vecino como si yo fuera Jesucristo; pero de acuerdo con el segundo versículo, debo tratar a mi vecino como si fuera él Jesucristo. Cuando me comporto con una persona, debo darle el respeto y la cortesía que Jesucristo le hubiera dado. Pero de acuerdo al segundo versículo debo darle el respeto y la cortesía que le daría a Cristo… Cualquiera de las dos es revolucionaria y las dos juntas son doblemente revolucionarias.

Primeramente, debemos comportarnos con los demás en el nombre de Cristo. En este caso representamos a Jesús, somos embajadores sobre la tierra. Aprendemos a considerar a las personas como Él las consideró y aprendemos a tratar a las personas como Él las trató. Honramos a las mujeres como Él las honró, amamos a los niños como Él, mostramos compasión a aquellos que la necesitan como Él lo hizo, y nos humillamos para lavar los pies tal como lo hizo Él. La pregunta en cada situación es: << ¿Qué haría Jesús?>>…

Ahora llegamos al principio contrario que es hacer todo para el Señor. … Deberían ser obedientes y trabajadores, concienzudos y honestos. ¿Por qué? Porque…deberían fijar su mirada en el amo celestial y hacer las cosas para Él y no para los hombres…En este segundo principio se cambian los papeles, el respeto y el honor que debemos darles a las personas no es el que Cristo les daría, sino el que Cristo recibiría… Este es el principio que podemos aplicar a todo lo que hacemos. Es fácil y posible limpiar un cuarto si estamos esperando una visita de Jesucristo. Es posible preparar una comida como Marta si Jesús fuera a comer con nosotros. Es posible servir al prójimo como si fuera Cristo, es posible escribir una carta como si Cristo fuera a leerla…

A fines del siglo pasado… Samuel Chadwick… [Cuenta] acerca de una conversación que tuvo cuando tenía 10 anos. …el pastor visitante por casualidad dijo… que si fuera un lustra zapatos, sería el mejor de su pueblo, porque el lustraría zapatos como si fuera a utilizarlos Jesucristo. Eso tocó el corazón del niñito porque su trabajo en casa era limpiar los zapatos de su padre y para él era el peor trabajo que le podían asignar.

El lunes siguiente, en la mañana, empezó a limpiar los zapatos de su papá…cuando terminó, recordó las palabras del pastor y observó las botas que había limpiado. Se preguntó a sí mismo si se verían bien en los pies de Jesucristo. Como respuesta, las levantó limpiándolas por segunda vez. El sostiene que éste fue el acto más importante que realizó en su vida, aprendió a hacer las cosas para el Señor y no para los hombres…

El principio revolucionario del que estoy hablando es introducir a Cristo en ambos extremos de la relación. Por una parte, nos comportamos en el nombre de Cristo como si fuéramos Cristo, y por el otro lado, nos comportamos por amor a Cristo, como si las otras personas fueran Cristo y nosotros le estuviéramos sirviendo.

Si entendemos esto, estamos levantando el estándar de lo que es el amor a un nivel que parece jamás alcanzable. Como observa mi amiga Heidi, si me está yendo bien un día, quizá trato a algunas personas bien en algunas de las maneras anteriormente descritas. Pero Dios cumple con todo lo que es una expresión del amor, sin excepción, todo el tiempo. Así es. El es el único que ama perfectamente.

Sin embargo, si somos cristianos, tenemos el Espíritu Santo, y uno de los frutos de Su obra en nosotros es el amor. Podemos amar más y más cómo Dios ama por medio de la obra continua del Espíritu en nosotros (la cual llamamos la santificación progresiva).

De hecho, si el amor verdadero es fruto del Espíritu Santo, ha de ser algo que alguien que no tiene al Espíritu simplemente no puede producir. Ha de ser algo más alto del mero amor humano.

Así que la Palabra de Dios describe el amor mayormente como hechos. Pero también el amor se ve en palabras.

El concepto bíblico del amor: palabras

Probablemente es con palabras que más se expresa los sentimientos que esperamos que acompañen el amor. De hecho, es común, pero no necesariamente correcto, que una mujer diga que “no se siente amada” porque su novio o marido no le ha dicho, o no con suficiente frecuencia, “te amo.” Bien podemos decir que las palabras son una manera importante por la cual el amado percibe la paciencia y bondad que son expresiones del amor (1 Corintios 13:4). También los hechos de disculpar, creer, esperar, y soportar a menudo son expresados en palabras .Casi el todo de un libro de la Biblia (Cantares) consiste en elogios amorosos (y aun apasionados) de los amantes el uno al otro. Cuando el amor habla, se incluyen palabras de estima que subrayan las buenas cualidades del amado.

En el caso de tratar con un enemigo, aunque no se nos ocurra algo para estimar de él, uno puede amarle con palabras por medio de bendecidle, es decir, expresar el deseo para su bien, como manda Dios: “Bendigan a quienes los persigan; bendigan y no maldigan” .....Además de estas palabras bienvenidas, el amor habla las palabras que podrían ser difíciles que el amado escuche, pero que el que ama sabe que son necesarias para el bien del amado. El amor edifica al amado, pero a veces antes de edificar lo bueno es necesario derrumbar lo malo. El amor bíblico es inseparable de la verdad (Efesios 4:15). Porque las dos son atributos del carácter de Dios.

El amor busca el bien del amado, y este bien es ser como Cristo. “Al vivir la verdad con amor, creceremos hasta ser en todo como aquel que es la cabeza, es decir, Cristo” (Efesios 4:15). Así que palabras de amor pueden incluir palabras de advertencia o exhortación, como las que salen de una madre viendo su hijo al punto de cruzar la calle cuando viene un auto, igual las palabras de un pastor a un miembro arriesgando su matrimonio con una relación adúltera. Dice Santiago, “Hermanos míos, si alguno de ustedes se extravía de la verdad, y otro lo hace volver a ella, recuerdan que quien hace volver a un pecador de su extravío, lo salvará de la muerte y cubrirá muchísimos pecados” (Santiago 5:20). Esta es la misma idea de Levítico Capítulo 19 donde uno de los detalles de cómo amar al prójimo es “No alimentes odios secretos contra tu hermano, sino reprende con franqueza a tu prójimo…”. Dios afirma, “Yo reprendo y disciplino a todos los que amo” (Apocalipsis 3:19). La reprensión es para el bien del amado.

El concepto bíblico del amor: actitud

El pasaje de Levítico (citado anteriormente) continúa: “No alimentas odios secretos contra tu hermano, sino reprende con franqueza a tu prójimo para que no sufras las consecuencias de su pecado. No seas vengativo con tu prójimo, ni le guardes rencor. Ama a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor” (levítico 19:17-18).

También en los textos anteriores vimos que el amor se ve en una actitud paciente, misericordiosa y compasiva. De hecho, si buscamos la emoción que más frecuentemente está asociada con el amor, sería la compasión. Dice (1 Corintios 13:8). Que “el amor jamás se extingue.” Los sentimientos o emociones cambian, fluctúan. El amor es mucho más que algo tan efímero. Amar a algo es estar comprometido con ello o dedicado a ello. Esta actitud de compromiso se ve en textos bíblicos como estos: “Amo tus estatutos” (Salmos119:119).

“Amo tus mandamientos” (Salmos119:127) “El que ama la disciplina ama el conocimiento” (Proverbios 12:1). “El que ama el placer se quedará en la pobreza” (Proverbios 21:17). “¡Odien el mal y amen al bien!” (Amós 5:15)., “el amor al dinero es la raíz de toda clase de males” (1 Timoteo 6:10). Y “Amen a sus enemigos” (Mateos 5:44).

Nuestra meta: una definición práctica del amor bíblico

En fin, concluimos que en contraste a las ideas comunes, el concepto bíblico del amor es algo que se ve en hechos, palabras y actitudes, ya sea que esté acompañado de sentimientos agradables o no. También hemos visto que el amor es un concepto tan grande y maravilloso que se necesitan muchas palabras para tratarlo como merece. Sin embargo, para ayudarnos a seguir manejando el tema, tomando en cuenta todo lo que ya hemos estudiado, quisiera sugerir una definición o resumen de qué es el amor bíblico:

Desear el bien del amado y hacer todo lo posible por procurarlo, en cuanto tengamos oportunidad. Con el verbo desear, me refiero a la actitud, postura, o disposición de amar. Con el verbo procurar, me refiero a todos los hechos de bondad que hemos mencionado y aun más (porque la lista de posibilidades es infinita). “El bien” es otro concepto que se tiene que definir bíblicamente. Nos acostumbramos, “Sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman,” pensando que Dios va a obrar para producir un resultado que nos guste.

Pero el resto del texto muestra qué es “el bien” que Dios obrará para “los que han sido llamados de acuerdo con su propósito”. Versículo 29 explica “Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.” “El bien” más alto que él que ama buscará para el amado es que sea transformado a la imagen de Cristo. Esto es ser verdaderamente “realizado” como persona. Para esta finalidad fuimos creados. Todo otro “bien” es sometido a éste.

Si el amado es inconverso, Si el amado es inconverso, su “bien” primero es que sea salvo. Procurar su bien incluye “considerar cómo servirles de tal manera que les dirijamos hacia Jesús y se arrepientan de sus pecados.” Si el amado es creyente