jueves, diciembre 18, 2008

¡¡Una Oración Que Salva VIDAS!!

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Salmos 13
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Plegaria pidiendo ayuda en la aflicción

Al músico principal. Salmo de David.




1.- ¿Hasta cuándo, Jehová? ¿Me olvidarás para siempre?
¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí?

2.- ¿Hasta cuándo pondré consejos en mi
alma, Con tristezas en mi corazón cada día?
¿Hasta cuándo será
enaltecido mi enemigo sobre mí?

3.- Mira, respóndeme, oh Jehová Dios mío;


Alumbra mis ojos, para que no duerma de muerte;

4.- Para que no diga mi enemigo: Lo vencí.
Mis enemigos se alegrarían, si yo resbalara.

5.- Mas yo en tu misericordia he confiado;
Mi corazón se alegrará en tu salvación.

6.- Cantaré a Jehová,
Porque me ha hecho bien.




Los creyentes debemos de entender que una de las cosas más importantes para nuestro Dios es ser formados correctamente. Es por ello que Dios en la Biblia se presenta como el alfarero y nosotros como el barro.

Cuando Isaías fue a la casa del alfarero, y vio como el hombre trabajaba una pieza de barro y cuando no le salió bien la deshizo y la hizo de nuevo. Fue que entendió como Dios trabaja con nosotros. El trabajo del alfarero es una tarea de formación, la cual tiene un aliado vital, el tiempo. Para la formación de una pieza de cerámica es necesario tener mucha paciencia y para ello es importante el tiempo

Primero es la extraída del barro y dejarlo a la intemperie por algún tiempo hasta que está listo para ser usado. Luego se empieza a trabajar con el, a darle forma. Cuando su forma ya esta dada, entonces se pone a secar. Después se trabaja en el para su decoración y cuando ya esta listo se mete al horno para que sea cocido. Es decir, es un proceso de formación.

Entendamos que de la misma manera la vida de un creyente debe de ser formada, y esto es lo que quiere hacer Dios con cada uno de nosotros. Pero para ello es necesario que vivamos algunos momentos de sufrimiento.



I.- ¿HASTA CUÁNDO ME OLVIDARÁS?


Al estudiar las palabras de David en este salmo 13 encontramos cuatro preguntas que él le plantea a Dios, las cuales nos enseñan el proceso básico por el cual la vida de un creyente es formada.

El salmista utiliza la misma frase pare preguntar, el dice: ¿Hasta cuándo oh Señor? Esta frase hasta cuándo es sinónimo de suplica. David esta suplicando a Dios en forma de pregunta, sobre la situación que esta viviendo.

La primera pregunta que presenta el salmista a Dios, lleva un mensaje que esta relacionado con la formación del carácter de cada creyente. El verso dice: ¿hasta cuándo me olvidarás? Esta necesidad que nos presenta David en esta pregunta, esta inspirada por las circunstancias, estaba pasando un valle de sombra, se sentía solo.

Por eso se sintió olvidado por Dios. Nosotros debemos de pasar valles de sombra, donde hemos de experimentar la sensación de estar olvidados por Dios. Más cuando estemos pasando un valle, recordemos que el Señor está usando esa etapa de nuestra vida solamente para formar nuestro carácter.

Es una etapa difícil porque verdaderamente nos sentimos olvidados por el cielo, es un momento donde Dios quiere probar sobre todas las cosas nuestra fe. Y fortalecer nuestras convicciones. Para entender con mayor claridad esa etapa de formación dejemos que la misma creación nos enseñe. Tomemos como ejemplo la formación del diamante. El diamante se forma con materiales que contienen carbón, los cuales son sometidos a prolongados períodos de presión y temperatura intensa. Esto ocurre dentro de la capa continental de la tierra, donde la temperatura es de hasta 2,200 grados F.


II.- ¿HASTA CUÁNDO ESCONDERAS DE MI TU ROSTRO?


En la primera pregunta David se sentía olvidado, solo. Ya hemos dicho que Dios lo estaba formando y que debemos de entender que es uno de los caminos que Él usa para formar nuestro ser.

La segunda pregunta del salmista nos dice: ¿Hasta cuándo esconderás de mí tu rostro? Ahora el salmista esta viviendo en una etapa donde Dios ha decidido no hablar, donde el Señor ha tomado la actitud de permanecer callado, en silencio, está observando a David. Surge la pregunta ¿Por qué algunas veces, Dios calla?

La respuesta la encontramos en Job, el era un hombre justo delante del Señor. Un día Dios autorizó que su siervo fuera probado y al mismo tiempo que Job era probado el Señor decidió callar.

Cuando Dios decide callar lo hace porque está probando cuanto hemos creído en su palabra. Para Él es muy importante que nosotros nos demos cuenta que tipo de convicción tenemos en la palabra que nos ha sido ministrada.

Job vivió esta experiencia, y mientras más dura era su etapa de formación, Dios permanecía callado. El tenía que confiar en lo que había oído de Dios. En las promesas que había recibido.

Cuando Dios calla, nuestras convicciones crecen. Las promesas de Dios nos alimentan día a día, o sencillamente salimos reprobados por no atesorar las palabras del Señor en nuestra vida.

El mejor ejemplo para entender esta etapa de formación la encontramos en la formación de la perla. En las profundidades de las aguas ocurre algo extraordinario que lleva a la creación de una de las joyas mas codiciadas por los hombres, la perla.

Cuando una concha de molusco recibe dentro de ella un grano de arena o alguna otra sustancia extraña, la cual hiere su interior o lo podría herir. Esta empieza a producir algo que se llama nácar, con la finalidad de proteger un interior o de sanarlo, hasta que la sustancia extraña queda totalmente cubierta y se convierte en una hermosa perla.

De la misma manera trabaja Dios con nosotros en las profanidades de nuestro interior y por eso nos lleva a vivir etapas donde sentimos que Él no nos escucha, donde pensamos que los cielos se han cerrado para nosotros.


III.- ¿HASTA CUÁNDO HE DE TOMAR CONSEJO EN MI ALMA?


La tercera pregunta del salmista nos enseña una verdad tremenda, nos habla de cómo tratar con los deseos de nuestra alma en medio de momentos de aflicción. La pregunta de David dice: ¿Hasta cuándo he de tomar consejo en mi alma? Pareciera que como Dios ha callado, el alma toma fuerza y quiere convertirnos en creyentes sensuales. Es decir, que nos dejemos guiar por el testimonio de nuestros sentidos, por los deseos de nuestra alma.

Cuando estamos en una etapa de aflicción es importante que no permitamos que nuestra alma nos conduzca a la auto conmiseración, o nos guíe a la autocompasión. La verdad de Dios no tiene nada que ver con los deseos sensuales del alma, ella solo cree en lo que ve y en lo que siente. Mientras que la Biblia nos guía a vivir bajo las convicciones de la palabra.

Ahora el salmista puede valorar la importancia de escuchar la voz de Dios. Muchas veces cuando el Señor nos está hablando constantemente, nos acostumbramos, a tal punto que ya no le ponemos importancia a la voz de Dios. Cuando el Salmista aprendió que no debemos de dejarnos guiar por lo que vemos o por lo que sentimos, entonces pudo decir:

¿Adónde me iré de tu Espíritu, o adónde huiré de tu presencia? Si subo a los cielos, he aquí, allí estás tú; si en el Seol preparo mi lecho, allí estás tú. Si tomo las alas del alba, y si habito en lo más remoto del mar, aun allí me guiará tu mano, y me asirá tu diestra. Si digo: Ciertamente las tinieblas me envolverán, y la luz en torno mío será noche; ni aun las tinieblas son oscuras para ti, y la noche brilla como el día. Las tinieblas y la luz son iguales para ti. Salmo 139:7-12


IV. ¿HASTA CUÁNDO MI ENEMIGO SE ENALTECERÁ?


Cuando estamos viviendo una etapa de formación, de sufrimiento, de tribulación. Tenemos la tendencia a observar a nuestros enemigos, y ver como ellos tiene un aparente crecimiento y una aparente prosperidad. Esta es la razón por la cual el salmista dice: ¿Hasta cuándo mi enemigo se enaltecerá? David quería en su tiempo fueran vencidos sus enemigos y no en el tiempo del Señor. No se trata de mover a Dios hacia nuestro tiempo, sino de dejar que sea Él, el que nos forme y actué en su momento. Pero debemos de aprender a no poner nuestra mirada en lo que está pasando con nuestros enemigos, sino de entender el por qué de lo que estamos viviendo.

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