jueves, agosto 02, 2007

¿¿Por qué es tan difícil hallar el amor verdadero??

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Nunca faltan consejos sobre el amor. Hay terapeutas y consejeros listos para brindar orientación, y el tema se trata a menudo en programas de entrevistas en la televisión.
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MUCHOS sitios de Internet afirman poseer la clave para encontrar el amor. Quizás le prometan que descubrirá “fascinantes e increíbles secretos” y que recibirá consejos de “casamenteros profesionales”, “expertos en relaciones” y “doctores del corazón”, por no mencionar psicoterapeutas, psicólogos y astrólogos.

El tema del amor también genera ventas de revistas y libros, algunos de los cuales hacen promesas desmesuradas. Uno de ellos, por ejemplo, le asegura que aprenderá “cómo hacer que cualquier persona se enamore de usted”. Otro promete revelarle el secreto para encontrar a la “pareja perfecta en sólo un mes”. ¿Le parece mucho un mes? Entonces, hay otro que le explica cómo lograr que alguien lo ame para siempre “en menos de noventa minutos”.

Gran parte del consejo tiene un precio, y muchas personas tienen que pagarlo dos veces: primero con dinero para recibir el consejo, y luego emocionalmente cuando la orientación resulta equivocada —lo cual suele ocurrir— y las cosas no salen como se esperaba.

Hay, sin embargo, una fuente de consejos que nunca falla y que, además, expone el asunto con veracidad, sin hacer afirmaciones descabelladas ni promesas poco realistas. Se trata de un libro que, aunque antiguo, contiene lecciones que jamás pasan de moda. Su Autor posee sabiduría y amor incomparables. Puede incluso que usted ya tenga un ejemplar de este regalo especial: la Santa Biblia. Sin importar nuestras circunstancias o antecedentes, la Biblia nos enseña cuanto necesitamos saber sobre el amor. Además, sus consejos son gratis.

¿Harán las Sagradas Escrituras que nos llevemos bien con todo el mundo? No. Siempre habrá alguien que no simpatice con nosotros, no importa cuánto nos esforcemos. Recuerde: el amor verdadero no se puede forzar (
El Cantar de los Cantares 8:4). Pero si seguimos la guía de la Biblia, aumentarán las probabilidades de que cultivemos relaciones afectuosas con otros, aunque lograrlo tal vez implique tiempo y esfuerzo. En el siguiente artículo se analizará este asunto, pero hablemos primero de por qué hoy día es cada vez más difícil hallar amor verdadero.

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“Se enfriará el amor”
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En su trascendental profecía sobre “la conclusión del sistema de cosas”, Jesús predijo con exactitud las situaciones y tendencias que vemos hoy. Señaló que el mundo estaría marcado por la delincuencia y las guerras, justo lo contrario del amor. También dijo: “Muchos [...] se traicionarán unos a otros y se odiarán unos a otros. Y [...] se enfriará el amor de la mayor parte” (Mateo 24:3-12). ¿No le parece cierto que el mundo se ha vuelto más frío y que falta el amor genuino, incluso en el círculo familiar?

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La gente poco amorosa recibe poco amor
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El apóstol Pablo añadió a lo dicho por Jesús lo que podríamos llamar un detallado perfil social de “los últimos días”. Dijo que las personas serían ‘amadoras de sí mismas, amadoras del dinero, presumidas, altivas, blasfemas, desobedientes a los padres, desagradecidas, desleales, sin tener cariño natural, no dispuestas a ningún acuerdo, calumniadoras, sin autodominio, feroces, sin amor del bien, traicioneras, testarudas, hinchadas de orgullo, amadoras de placeres más bien que amadoras de Dios’ (2 Timoteo 3:1-4). En muchas partes se han vuelto comunes esas características.

Ahora piense: ¿le cae bien a usted la gente orgullosa, ingrata, desleal, que estaría dispuesta a calumniarlo o traicionarlo? ¿Se siente atraído a quienes están enamorados de sí mismos, del dinero o de los placeres? Como los individuos egocéntricos permiten que su codicia y sus deseos caractericen y dominen sus relaciones, cualquier interés que muestren en otros bien puede ser egoísta. Sabiamente, las Escrituras aconsejan: “De estos apártate” (
2 Timoteo 3:5).

Los medios de comunicación rara vez presentan una imagen realista del amor






Además, tome nota de que durante los últimos días no habría “cariño natural” entre las personas, o como lo dice otra versión bíblica, “les faltaría el cariño normal por su familia”. Es triste ver que un creciente número de niños se crían en hogares donde eso ocurre. Lo que saben del amor lo aprenden, a menudo, de los medios de comunicación. Pero ¿transmiten los medios una imagen realista de lo que es el amor, el que en verdad produce las mejores relaciones?


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¿Amor de novela, o amor de verdad?

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De un modo u otro, los medios de comunicación influyen en la mayoría de nosotros. Cierta investigadora afirma: “A través del cine y la televisión, los libros y revistas, la radio y las grabaciones musicales, la publicidad y hasta las noticias, la cultura popular nos bombardea desde nuestra infancia con descripciones fantasiosas y estereotipos rígidos de la conducta sexual, el amor y el romance. La forma en que representan tales cosas la mayoría de los medios de comunicación crea o refuerza unas expectativas irreales que casi nadie puede descartar por completo. Y estas hacen que nos sintamos descontentos con nuestra pareja de la vida real y con nosotros mismos”.


Héroes y heroínas de las novelas de amor


En Estados Unidos, las ventas de novelas de amor generan anualmente más de 1.000 millones de dólares. Del total de obras de ficción en rústica vendidas en ese país, más o menos la mitad son novelas de amor. Y según datos publicados por la agrupación Romance Writers of America, las tres características principales que los lectores —90% de los cuales son mujeres— buscan en el héroe es que sea musculoso, apuesto e inteligente. Las tres virtudes más populares en una heroína son que sea inteligente, fuerte de carácter y atractiva.


En efecto: la literatura, el cine y las canciones rara vez presentan una imagen realista del amor. Después de todo, su objetivo principal es entretener, no educar. Y por eso los escritores se dedican a producir cantidades industriales de historias románticas que les den dinero. Lo triste es que la realidad y la ficción se confunden fácilmente, y la gente sufre muchas veces una decepción cuando su relación no encaja con la de los personajes imaginarios. ¿Cómo, entonces, podemos distinguir entre la fantasía y la realidad, entre el romance de los medios de comunicación y el amor genuino? Analicemos las siguientes comparaciones.

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El amor de los cuentos y el amor verdadero
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Las historias de amor en la literatura, las películas y las obras de teatro quizás cambien, pero la estructura básica, o fórmula, varía poco. La revista Writer señala: “Gran parte de la redacción romántica sigue una misma estructura, y esto tiene su razón de ser. La fórmula del chico que conoce a una chica, la pierde y la recupera es un modelo de probada eficacia al que los lectores vuelven una y otra vez, sin importar el escenario ni la época”. Veamos un poco más de cerca esta fórmula popular.
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El chico conoce a la chica: el apuesto príncipe y la hermosa doncella se conocen y se enamoran. Una escritora exitosa aconseja a quienes deseen escribir novelas románticas que “desde la primera mirada [de la pareja] sea obvio para el lector que los protagonistas están hechos el uno para el otro”.

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El concepto del amor a primera vista conlleva la idea de que el amor verdadero es puro sentimiento —esa incontenible sensación que se apodera de uno cuando encuentra a su media naranja—, que el amor simplemente llega, sin tener que realizar mucho esfuerzo ni tener que conocer bien a la otra persona. Pero el amor verdadero es mucho más que un sentimiento. Claro, tiene que ver con los sentimientos, pero en realidad es un fuerte lazo humano que también incluye principios y valores, y que nunca deja de crecer si se le cuida y nutre como se debe (
Colosenses 3:14).

Por otra parte, toma tiempo conocer a alguien. Afirmar que a primera vista se ha encontrado a la compañera o compañero perfecto huele a fantasía y suele llevar a la decepción. Además, si usted se convence al instante de que encontró su verdadero amor, tal vez eso le impida reconocer los hechos que demuestren lo contrario. Elegir a la pareja adecuada exige más que una fuerte impresión provocada por un arrebato de pasión. Por eso, tómese su tiempo. Numerosos estudios demuestran que una mala elección puede perjudicar el desempeño laboral, así como la salud física y mental, y hasta acortar la vida.

El chico pierde a la chica: un malvado conde secuestra a la hermosa doncella y sale huyendo del castillo. El príncipe emprende la peligrosa búsqueda. Una portavoz de la asociación Romance Writers of America señala: “En la trama principal debe haber dos personas que se enamoran y que luchan por alcanzar un final feliz”. La mayoría de las novelas tendrá un final feliz, los lectores lo saben. Los obstáculos, casi siempre causados por otros, serán derribados.

En la vida real, los problemas de la pareja suelen venir tanto de fuera como de dentro. Quizás tengan que ver con el dinero, el trabajo, los parientes o los amigos. Pero también surgen cuando uno de los dos no resulta ser lo que el otro esperaba. Los defectos de los personajes de ficción son por lo general pequeños, pero no siempre es así en la vida real. Además, el amor verdadero no hace que automáticamente, sin ningún esfuerzo, superemos situaciones difíciles o diferencias en los puntos de vista, los antecedentes, los deseos o las personalidades. Al contrario, el amor implica cooperación, humildad, apacibilidad, paciencia y abnegación, virtudes que no siempre poseemos por naturaleza ni manifestamos con facilidad (
1 Corintios 13:4-7).

El chico recupera a la chica: el príncipe rescata a su bella doncella y destierra al conde. Se casan y viven felices para siempre. Un editor de novelas románticas les dice a los futuros novelistas: “No puede faltar ese final feliz. [...] El lector debe quedar contento al ver que la pareja acaba por juntarse y está feliz”. Las novelas rara vez presentan a sus personajes después de años de casados, cuando los desacuerdos y un aluvión de problemas más han puesto a prueba la relación. Según las estadísticas sobre el divorcio, muchos matrimonios no pasan la prueba.